Es la pelea sin fin. Kirchnerista y antik. Los primeros defienden a sus lideres y lo muestran como ejemplo de honestidad...Cristina se lo cree y no hubo gobierno mas honesto que el de ellos. Para los "K" los otros, los Menem, De la Rúa, Duhalde, los milico se llenaron los bolsillos. El tira y afloja, solo en el tema de si hubo o no enriquecimiento ilícito, hay muchos mas, pero ahora solo nos ocuparemos de estos.
Nestor Carlos Kirchner , hijo de un trabajador postal y de una ama de casa de nacionalidad chilena, oriundo de Rió Gallegos, conoció a Cristina Elisabet Fernandez cuando eran estudiantes universitarios; el padre de ella fue agricultor, luego se compro un micro y fue colectivero; la madre empleada de Rentas y gremialista. Familias ambas sin fortuna, gente de trabajo.
Nestor y Cristina se casaron a los seis meses de conocerse, en 1975. Se fueron a vivir aun estudiantes a una casa prestada por el padre de ella en City Bell. Allí estuvieron hasta 1976. Con el golpe militar se fueron a Rió Gallegos en 1977 por temor a ser detenidos. En el nuevo destino se dedicaron a la actividad privada, el ya era abogado. También formaron una agrupacion política, base para que Nestor sea intendente entre 1987-1991. Cristina recién en 1989 tuvo su primer cargo electivo, diputada provincial por Santa Cruz. En 1995 fue elegida senadora nacional por Santa Cruz; Nestor ya era gobernador. Después la historia conocida. El y ella presidentes y dueños de una enorme fortuna. Dicen que El Calafate es practicamente de ellos, a donde aparte de una mansión, hay que sumar el hotel de super lujo, casa en Rió Gallegos, en Capital y ahora los departamentos y las cocheras en los exclusivos edificios de Puerto Maderos y una cuenta bancaria con varios ceros. Ya los bienes de su declaración jurada la ubican como a una persona millonaria.
Quien esto escribe se tomo el trabajo de tomar dos ejemplos similares. Un matrimonio de abogados, ella si mostró el titulo y otra pareja, el prestigioso arquitecto y ella medica clínica. En todos los casos amores universitarios, de padres de trabajo, igual años de casados, la única diferencia es que los casos testigos no se dedicaron a la política. Los abogados tienen: un chalet en Caisamar de Mar del Plata, un auto Bora 2009 y un pequeño departamento en el balneario brasileño de Camboriu. Como ahorro no mas de 300.000 pesos. El arquitecto y la medica un departamento de tres ambientes en Playa Grande, una 4x4 el y un Peugeot 206 ella modelo 2008 y una chacrita de 2 hectáreas en la zona de Cobos; en el banco ahorros por 100 mil dolares."Nosotros no tenemos ni el 5 por ciento de lo que tienen los Kirchner" respondieron por igual.
Hombres y mujeres "K" y no "K" ejemplos lo tenemos a montones entre nuestros amigos. Comparen y luego con la mano en el corazón respondan: LOS KIRCHNER ROBARON?
A MODO DE PRESENTACION
viernes, 30 de diciembre de 2011
jueves, 29 de diciembre de 2011
EL BUHO PERIODISTA
Le decían "Búho" y lo tomaba con humor a pesar de aparentar ser un viejo cascarrabia. Se llamaba Julio Muñoz y fue jefe de Redacción de La Capital y El Atlántico. En mis largos años de recorrer las redacciones de los diarios nunca vi un periodista que usara goma de borrar. Le dábamos a la x para tachar y a otra cosa. El no. Sus escritos eran de una prolijidad y pulcritud admirable
Llegaba a El Atlántico a las 14 en punto. Ni un minuto mas...ni un minuto menos. Colgaba prolijamente su campera o pullover, abría su escritorio y comenzaba a sacar sus útiles como un prolijo administrativo. Fibrones rojos y negro, lapicera, tijera, escuadra, regla y la infaltable goma de borrar. Antes ya había retirado los papeles para escribir en la Olivetti prolijamente cortados, como si fueran de librería, por el portero. Nadie se lo podía tocar, salvo quien esto escribe, sentía un aprecio especial por mi, que con el tiempo termine ocupando su lugar en el querido diario El Atlántico. Había diagramadores a su disposicion, pero a Julio le gustaba diagramar sus propias paginas. Con uno de ellos, el "Beto" Uranga, me complotaba para hacer la granja, que era imitar distintos animales. Muñoz no aguantaba mas de un minuto y salia de la pecera, especie de privado vidriado a donde estaban los jefes, a las puteadas. Era pura espuma. Cero maldad. Era un viejo bueno.
Ricardo Arancedo, un redactor dueño de un humor especial, una tarde como era su costumbre llegaba tarde a la redacción observando algo en su mano. El viejo Búho le salio al encuentro y le dijo: "Arancedo estas no son horas de llegar" medio a los gritos. Ricardo con su pachorra abrió sus manos y mostrándole una semilla que dejaba ver su primer brote le respondió: "Mire Julio lo que es capas de hacer la naturaleza mientras usted habla boludeces". Se rió...como terminaban siempre sus rabietas.
Fue el inventor de la columna "Aquí Mardel" que durante años se publico en la pagina 2 de el diario. Era el encargado de recordar todas las fechas religiosas, comienzos de clases y el pulso de la temporada. Fue gran amigo de monseñor Pironio y de Carlitos Malfa. Sus grandes amores eran su mujer y sus hijos por ellos sentía adoración.
Julio Muñoz, hoy una pequeña calle lleva su nombre en su querida Mar del Plata, como justo reconocimiento a un hombre que desde el anonimato hizo mucho por la ciudad. El viejo Búho, periodista de periodista, que así como llegaba puntualmente a las 14 se marchaba a las 21 en punto, era hora de disfrutar de su familia.
Llegaba a El Atlántico a las 14 en punto. Ni un minuto mas...ni un minuto menos. Colgaba prolijamente su campera o pullover, abría su escritorio y comenzaba a sacar sus útiles como un prolijo administrativo. Fibrones rojos y negro, lapicera, tijera, escuadra, regla y la infaltable goma de borrar. Antes ya había retirado los papeles para escribir en la Olivetti prolijamente cortados, como si fueran de librería, por el portero. Nadie se lo podía tocar, salvo quien esto escribe, sentía un aprecio especial por mi, que con el tiempo termine ocupando su lugar en el querido diario El Atlántico. Había diagramadores a su disposicion, pero a Julio le gustaba diagramar sus propias paginas. Con uno de ellos, el "Beto" Uranga, me complotaba para hacer la granja, que era imitar distintos animales. Muñoz no aguantaba mas de un minuto y salia de la pecera, especie de privado vidriado a donde estaban los jefes, a las puteadas. Era pura espuma. Cero maldad. Era un viejo bueno.
Ricardo Arancedo, un redactor dueño de un humor especial, una tarde como era su costumbre llegaba tarde a la redacción observando algo en su mano. El viejo Búho le salio al encuentro y le dijo: "Arancedo estas no son horas de llegar" medio a los gritos. Ricardo con su pachorra abrió sus manos y mostrándole una semilla que dejaba ver su primer brote le respondió: "Mire Julio lo que es capas de hacer la naturaleza mientras usted habla boludeces". Se rió...como terminaban siempre sus rabietas.
Fue el inventor de la columna "Aquí Mardel" que durante años se publico en la pagina 2 de el diario. Era el encargado de recordar todas las fechas religiosas, comienzos de clases y el pulso de la temporada. Fue gran amigo de monseñor Pironio y de Carlitos Malfa. Sus grandes amores eran su mujer y sus hijos por ellos sentía adoración.
Julio Muñoz, hoy una pequeña calle lleva su nombre en su querida Mar del Plata, como justo reconocimiento a un hombre que desde el anonimato hizo mucho por la ciudad. El viejo Búho, periodista de periodista, que así como llegaba puntualmente a las 14 se marchaba a las 21 en punto, era hora de disfrutar de su familia.
miércoles, 28 de diciembre de 2011
DONDE SE OPERARA CRISTINA
Lejos del estatismo pregonado por el ‘modelo’, Cristina prefirió operarse en la “obra corporativa del Opus Dei” realizada con los ingentes fondos aportados por Pérez Companc.
Ocho años de ‘modelo’ kirchnerista, de prédica nacional y popular, de crecimiento de la economía a ‘tasas chinas’ y de revalorización de la gestión del Estado sobre la actividad privada no alcanzaron para que Cristina Fernández confiara en ningún nosocomio público y eligiera sin titubeos someterse a la cirugía de carcinoma papilar en el Hospital Universitario Austral, símbolo de los años noventa donde confluyen el Opus Dei, Pérez Companc y el menemismo.
La propia web oficial del Austral cuenta sus orígenes cuando “el empresario Gregorio Pérez Companc decidió apoyar, con gran generosidad, el desarrollo de las obras del soñado hospital”.El millonario aporte de Pérez Companc le permitió -en el marco de la venta de las acciones en el Banco Río al Grupo Santander- al Opus Dei (la polémica secta de la Iglesia Católica fundada por San Josemaría Escrivá) concretar el “sueño” del nosocomio.Pero antes, durante los noventa, el Opus abrió la Universidad Austral. El rector por ese entonces (1991) era José Alejandro Consigli.Luego se expandió con un campus en Pilar, el Hospital y la escuela de negocios IAE.Entre los "numerarios", "supernumerarios" y "cooperadores", se encuentra el ex ministro de Carlos Menem, Gustavo Béliz, y el empresario Gregorio Pérez Companc.Tanto el Opus como Béliz volvería al debate público en 2003 cuando la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, pidió la remoción del ministro de Justicia de Kirchner (Gustavo Beliz): "No lo queremos. Es un hombre del Opus Dei, casi fascista, ligado a grandes capitales…”Cristina podrá decir al menos si bien eligió un ámbito privado, al menos el cirujano doctor Pedro Saco, es el titular del Servicio de Cabeza y Cuello del Instituto de Oncología "Angel H. Roffo" de la Universidad de Buenos Aires, aunque también lo sea del Departamento de Cirugía del Hospital Austral.
martes, 27 de diciembre de 2011
AYER Y HOY DE LAS SUECAS
Ewy Inga Anne Rosqvist nació en Gotemburgo, ciudad frente al mar, cerca de una isla y al lado del río Gota, que une el mar con el lago Wener, en medio de un panorama paradisíaco. Su padre, criador de caballos, le enseñó a conducir cuando era muy niña y apenas llegaba a los pedales. Al terminar sus estudios no era de extrañar que siguiera la carrera de veterinaria y allí conoció a Úrsula Wirth, que residía a sólo 90 kilómetros del hogar de "Ivee", como todos la llamaban.-
Desde entonces, Ewy y Úrsula se desplazaron juntas por los caminos de Suecia. "Cuando fui a la Argentina a hacer la hoja de ruta–recuerda hoy Ewy– ya estaba acostumbrada a andar los caminos, porque era asistente de un veterinario y me tocaba atender las urgencias de los animales, lo que implicaba viajar de un lado para el otro con nieve, sol o barro y hacer hasta 300 kilómetros en un día".
No fue extraño entonces que Ewy y Úrsula, de tanto andar por los caminos de Suecia, un día decidieran correr un rally con un Saab, para competir luego en las pruebas del torneo sueco. Pronto se propusieron intervenir en el Campeonato Europeo, y vinieron las victorias y los títulos. Tres veces Ewy Rosqvist conquistó el título europeo de Damas en Rally, entre 1954 a 1965, al comando de un Volvo P444 y PV544.
Sus antecedentes llamaron la atención a los directivos de Mercedes Benz, quienes las invitaron, primero, a probar un auto y, luego de comprobar sus cualidades, las integraron el equipo. Debutaron en el Rally de los Tulipanes. Poco después les informaron que participarían en el Gran Premio Internacional de Turismo de 1962 por rutas argentinas, un lugar totalmente desconocido. La escuadra alemana inscribió dos Mercedes Benz 220 SE para Ewy Rosqvist, de 32 años, y Peter Khunne; y dos modelos 300 SE (de tres litros y mayor potencia) para Eugen Bhoringer y el argentino Carlos Menditeguy.
A poco de llegar fueron la nota curiosa de periodistas y del público. Muchos, como no las conocían, pensaron que su participación era sólo una cuestión de marketing de la empresa alemana, que había designado a Juan Manuel Fangio (presidente honorario de Mercedes Benz en la Argentina) como director de equipo, tarea que compartiría con Karl Kling, su ex compañero de la Fórmula Uno.
Al llegar el equipo Mercedes a nuestro país, Ewy Rosqvist (32) con su navegante Ursula Wirth (29), recorrieron toda la ruta haciendo una etapa por día, para descansar la jornada siguiente y anotar los detalles del camino. El único inconveniente que tuvieron fue que embistieron a unas ovejas, sin consecuencias para ellas y el auto. Ewy recuerda aquellas jornadas: “Ursula hacía unas hojas de ruta que sólo ella entendía y tenía tantas referencias que si se salteaba una era casi imposible volver a retomar la hoja ¡Pero nunca se equivocó en carrera¡”.
Una curiosidad: cuando Úrsula anotaba en la hoja un viraje ponía “a fondo”. A su paso por Córdoba se reunieron con Oscar Cabalén, amigo de Fangio, quien les brindó amplios detalles del sector de la Pampa de Achala, oportunidad en que fueron agasajadas por el programa Motor y Camino en la empresa Marimón, en Vélez Sársfield 727.
El Gran Premio abarcaría 4.624 kilómetros divididos en seis etapas, por el centro y norte de nuestro país, carrera que motivó, por su dureza, a varias fábricas europeas a participar con sus equipos oficiales. Mercedes Benz ya había ganado el año anterior con Walter Shock, a bordo de un modelo 220 SEB. Poco antes de la largada en Buenos Aires, Fangio dio las primeras instrucciones a las suecas: “Manejen como siempre. Vayan tranquilas y dejen que los rivales se eliminen entre ellos, ya que la carrera es muy larga. Piensen sólo en el auto y en el camino”.
Y llegó la noche de la largada. Un total de 287 competidores, divididos en siete clases por cilindrada, iniciaron la marcha frente a la sede del ACA, para hacerlo en forma efectiva desde Pilar rumbo a Villa Carlos Paz. El numeroso público aplaudía a las “suecas”, cuya participación había llamado la atención de los medios y los curiosos. Frente al equipo Mercedes estaban como rivales los Volvo 122 S, de 1.800 cc, y se destacaban entre sus pilotos Gunnar Anderson (ganador en 1960) y los argentinos Rodolfo de Alzaga, Roberto Mieres y Atilio Viale del Carril, quienes, en condiciones normales, no podían aspirar a la victoria frente al equipo alemán. Lo mismo sucedía con los cuatro potentes Pontiac Catalina, de 400 HP, tripulados por Jorge Cupeiro, Reynal, Alvaro y Shelton, autos muy difíciles de conducir.
En medio de la noche, la impresionante caravana avanzaba a toda de velocidad rumbo a Villa Carlos Paz. Por Río Cuarto, Menditeguy aventajaba a su compañero Bhoringer por más de dos minutos, perseguidos por los Volvo 122, mientras las suecas se mantenían tranquilas en el lote puntero. Ursula, acordándose de Fangio, anotaba todos los autos que encontraban abandonados en el camino... Y ya eran varios...
Al llegar a Berrotarán, Bhoringer se encuentra con un vado cubierto de agua y, al cruzarlo, la toma de aire de los inyectores asimila el líquido en cantidad y se ve obligado a abandonar. A Menditeguy le sucede lo mismo, pero su acompañante saca las bujías y, tras 25 minutos, logra continuar.
En tanto, los Volvo de Andersson y Viale pasan a la vanguardia, seguidos de las suecas, tan cerca que a los pocos kilómetros ya estaban al frente de la clasificación. Cuando se acercan a Villa Carlos Paz, Menditeguy logra recuperar terreno y supera a Ewy Rosqvist sobre la misma línea de llegada, pero no puede impedir que las suecas le ganen en tiempo por un segundo.
En Villa Carlos Paz se produce un hecho inesperado. Menditeguy protesta por el tiempo, asegura que le sacó 300 metros a Ewy Rosqvist, que son por lo menos cinco segundos, saluda y firma autógrafos. Fangio se le acerca, preocupado, y le pide que se apure, ya que tiene 10 minutos para entregar el auto. Pero Menditeguy sigue protestando y, al llegar al parque cerrado, entrega el auto con un minuto y 10 segundos de retraso. Queda automáticamente descalificado. “Charlie” aducirá que un alemán lo demoró en la puerta del parque. Nunca se sabrá. Lo cierto es que Menditeguy toma su bolso, sube a un taxi y se dirige al aeropuerto Córdoba para regresar a Buenos Aires.
Las rubias suecas están en la vanguardia y deben defender los prestigios de la marca alemana, ya que su compañero Hermann Khuenne está muy retrasado.
Las suecas parten en la segunda etapa, rumbo a San Juan, perseguidas muy cerca por tres Volvo, mientras su compañero Hermann Khuenne, con el otro Mercedes, se ubica a continuación. Ewy Rosqvist se afirma en el primer puesto con un buen ritmo de marcha y un manejo seguro y parejo, en un auto que funcionaba a la perfección. En tanto, el Mercedes de Khuenne trata de avanzar en el clasificador, pero en una recta de la provincia de San Luis, a 190 kilómetros por hora, se le cruzan dos ovejas y vuelca de punta y cola cuatro veces. El piloto es despedido al romperse los anclajes de su cinturón de seguridad y muere en el acto. Su navegante, Manfred Sheik, queda amarrado al asiento y resulta ileso. Lo lamentable es que algunas personas aprovechan luego para desmantelar el Mercedes.
Al llegar, ganadoras de la segunda etapa y de la general, las suecas se enteran del triste final de su compañero. Aunque ahora están solas defendiendo los prestigios de Mercedes, quieren abandonar la carrera en señal de duelo. Una vez más, Fangio interviene y las convence para que continúen. Les explica que el mejor homenaje al compañero es continuar. Y les recuerda que si no superan ese momento les será difícil seguir corriendo en el futuro. Y de esto, Fangio sabía bastante, ya que en su campaña deportiva internacional murieron a su lado 32 pilotos.
Las suecas continúan. Y siguen afirmándose en la punta. Ganan la etapa a Tucumán, y repiten el triunfo en Catamarca, Córdoba y en la última a Arrecifes, con ritmo y precisión, sin cometer errores. Sorprenden cuando llegan a la meta pulcras y con los labios pintados para que las salude un público sorprendido en el que prevalecían las mujeres, que se sentían reivindicadas por estas dos rubias que habían dejado atrás a los hombres. Finalmente, tras ganar las seis etapas, triunfan en la general con una ventaja de tres horas y ocho minutos sobre el segundo, Boris Garafulic (Volvo) y también en su categoría por 12 horas sobre Marcelo Borchardt, que tripula un Jaguar 3.800. Toda una hazaña y con récords.
“Donde parábamos nos rodeaba el público. En los hoteles, el recorrido hasta nuestro cuarto estaba lleno de flores y la gente se agolpaba bajo el balcón para vernos salir. Nosotros le tirábamos flores”, recuerda Ewy.
La suecas recibieron numerosos agasajos en Buenos Aires y luego en Europa. Fueron recibidas en Estocolmo por el príncipe Bertil y la princesa Lilian.
La actuación de las suecas Ewy Rosqvist y Ursula Wirth constituyó un hito en el automovilismo argentino. Desde entonces, para los aficionados, serían simplemente “las suecas”.
¿Qué fue de su vida? Ewy Rosqvist regresaría en 1963 para competir en el Gran Premio, pero acompañada de la navegante alemana Ana María Falk, ya que Ursula se había retirado del equipo (algunos dicen que no muy bien). Ewy ocupó la tercera colocación, detrás de sus compañeros Bhoringer y Glemser, lo que se repetiría en 1964. Fue la última vez que corrió en nuestro país, dejando un recuerdo imborrable.
Poco después, Ewy se casó con el barón Guillermo von Korff, integrante de la junta directiva de Mercedes Benz, que estuvo en el equipo de Fórmula 1 junto al famoso director Alfred Neubauer. Vivieron varios años en Alemania, hasta que Von Korff falleció. Ewy regresa a Suecia y años después vuelve a casarse, esta vez con su compatriota Kart Gustav Sverderg, director de Daimler Benz Suecia, que también murió al poco tiempo. Ewy Rosqvist fue convocada por la televisión alemana y volvió a la Argentina para cubrir la información de Fórmula 1. También escribió el libro Viaje a través del infierno, que relata su actuación en el Gran Premio argentino de 1962.
Hoy. En un piso decorado al estilo siglo 19, vive sola y, pese a sus 81 años, luce jovial y sonriente. Tiene muchas inquietudes intelectuales y está vinculada con los miembros de la corona. La aprecian en todo el barrio, donde la ven a bordo de su Mercedes A 190m, que ahora conduce con toda prudencia por las calles de Estocolmo.
Según una entrevista realizada por la revista Autos de Época, conserva un gran recuerdo de Fangio, con quien se encontró varias veces en las fiestas de Mercedes Benz.
Úrsula (78) no corrió más luego de la carrera argentina y vive en su ciudad natal.
Desde entonces, Ewy y Úrsula se desplazaron juntas por los caminos de Suecia. "Cuando fui a la Argentina a hacer la hoja de ruta–recuerda hoy Ewy– ya estaba acostumbrada a andar los caminos, porque era asistente de un veterinario y me tocaba atender las urgencias de los animales, lo que implicaba viajar de un lado para el otro con nieve, sol o barro y hacer hasta 300 kilómetros en un día".
No fue extraño entonces que Ewy y Úrsula, de tanto andar por los caminos de Suecia, un día decidieran correr un rally con un Saab, para competir luego en las pruebas del torneo sueco. Pronto se propusieron intervenir en el Campeonato Europeo, y vinieron las victorias y los títulos. Tres veces Ewy Rosqvist conquistó el título europeo de Damas en Rally, entre 1954 a 1965, al comando de un Volvo P444 y PV544.
Sus antecedentes llamaron la atención a los directivos de Mercedes Benz, quienes las invitaron, primero, a probar un auto y, luego de comprobar sus cualidades, las integraron el equipo. Debutaron en el Rally de los Tulipanes. Poco después les informaron que participarían en el Gran Premio Internacional de Turismo de 1962 por rutas argentinas, un lugar totalmente desconocido. La escuadra alemana inscribió dos Mercedes Benz 220 SE para Ewy Rosqvist, de 32 años, y Peter Khunne; y dos modelos 300 SE (de tres litros y mayor potencia) para Eugen Bhoringer y el argentino Carlos Menditeguy.
A poco de llegar fueron la nota curiosa de periodistas y del público. Muchos, como no las conocían, pensaron que su participación era sólo una cuestión de marketing de la empresa alemana, que había designado a Juan Manuel Fangio (presidente honorario de Mercedes Benz en la Argentina) como director de equipo, tarea que compartiría con Karl Kling, su ex compañero de la Fórmula Uno.
Al llegar el equipo Mercedes a nuestro país, Ewy Rosqvist (32) con su navegante Ursula Wirth (29), recorrieron toda la ruta haciendo una etapa por día, para descansar la jornada siguiente y anotar los detalles del camino. El único inconveniente que tuvieron fue que embistieron a unas ovejas, sin consecuencias para ellas y el auto. Ewy recuerda aquellas jornadas: “Ursula hacía unas hojas de ruta que sólo ella entendía y tenía tantas referencias que si se salteaba una era casi imposible volver a retomar la hoja ¡Pero nunca se equivocó en carrera¡”.
Una curiosidad: cuando Úrsula anotaba en la hoja un viraje ponía “a fondo”. A su paso por Córdoba se reunieron con Oscar Cabalén, amigo de Fangio, quien les brindó amplios detalles del sector de la Pampa de Achala, oportunidad en que fueron agasajadas por el programa Motor y Camino en la empresa Marimón, en Vélez Sársfield 727.
El Gran Premio abarcaría 4.624 kilómetros divididos en seis etapas, por el centro y norte de nuestro país, carrera que motivó, por su dureza, a varias fábricas europeas a participar con sus equipos oficiales. Mercedes Benz ya había ganado el año anterior con Walter Shock, a bordo de un modelo 220 SEB. Poco antes de la largada en Buenos Aires, Fangio dio las primeras instrucciones a las suecas: “Manejen como siempre. Vayan tranquilas y dejen que los rivales se eliminen entre ellos, ya que la carrera es muy larga. Piensen sólo en el auto y en el camino”.
Y llegó la noche de la largada. Un total de 287 competidores, divididos en siete clases por cilindrada, iniciaron la marcha frente a la sede del ACA, para hacerlo en forma efectiva desde Pilar rumbo a Villa Carlos Paz. El numeroso público aplaudía a las “suecas”, cuya participación había llamado la atención de los medios y los curiosos. Frente al equipo Mercedes estaban como rivales los Volvo 122 S, de 1.800 cc, y se destacaban entre sus pilotos Gunnar Anderson (ganador en 1960) y los argentinos Rodolfo de Alzaga, Roberto Mieres y Atilio Viale del Carril, quienes, en condiciones normales, no podían aspirar a la victoria frente al equipo alemán. Lo mismo sucedía con los cuatro potentes Pontiac Catalina, de 400 HP, tripulados por Jorge Cupeiro, Reynal, Alvaro y Shelton, autos muy difíciles de conducir.
En medio de la noche, la impresionante caravana avanzaba a toda de velocidad rumbo a Villa Carlos Paz. Por Río Cuarto, Menditeguy aventajaba a su compañero Bhoringer por más de dos minutos, perseguidos por los Volvo 122, mientras las suecas se mantenían tranquilas en el lote puntero. Ursula, acordándose de Fangio, anotaba todos los autos que encontraban abandonados en el camino... Y ya eran varios...
Al llegar a Berrotarán, Bhoringer se encuentra con un vado cubierto de agua y, al cruzarlo, la toma de aire de los inyectores asimila el líquido en cantidad y se ve obligado a abandonar. A Menditeguy le sucede lo mismo, pero su acompañante saca las bujías y, tras 25 minutos, logra continuar.
En tanto, los Volvo de Andersson y Viale pasan a la vanguardia, seguidos de las suecas, tan cerca que a los pocos kilómetros ya estaban al frente de la clasificación. Cuando se acercan a Villa Carlos Paz, Menditeguy logra recuperar terreno y supera a Ewy Rosqvist sobre la misma línea de llegada, pero no puede impedir que las suecas le ganen en tiempo por un segundo.
En Villa Carlos Paz se produce un hecho inesperado. Menditeguy protesta por el tiempo, asegura que le sacó 300 metros a Ewy Rosqvist, que son por lo menos cinco segundos, saluda y firma autógrafos. Fangio se le acerca, preocupado, y le pide que se apure, ya que tiene 10 minutos para entregar el auto. Pero Menditeguy sigue protestando y, al llegar al parque cerrado, entrega el auto con un minuto y 10 segundos de retraso. Queda automáticamente descalificado. “Charlie” aducirá que un alemán lo demoró en la puerta del parque. Nunca se sabrá. Lo cierto es que Menditeguy toma su bolso, sube a un taxi y se dirige al aeropuerto Córdoba para regresar a Buenos Aires.
Las rubias suecas están en la vanguardia y deben defender los prestigios de la marca alemana, ya que su compañero Hermann Khuenne está muy retrasado.
Las suecas parten en la segunda etapa, rumbo a San Juan, perseguidas muy cerca por tres Volvo, mientras su compañero Hermann Khuenne, con el otro Mercedes, se ubica a continuación. Ewy Rosqvist se afirma en el primer puesto con un buen ritmo de marcha y un manejo seguro y parejo, en un auto que funcionaba a la perfección. En tanto, el Mercedes de Khuenne trata de avanzar en el clasificador, pero en una recta de la provincia de San Luis, a 190 kilómetros por hora, se le cruzan dos ovejas y vuelca de punta y cola cuatro veces. El piloto es despedido al romperse los anclajes de su cinturón de seguridad y muere en el acto. Su navegante, Manfred Sheik, queda amarrado al asiento y resulta ileso. Lo lamentable es que algunas personas aprovechan luego para desmantelar el Mercedes.
Al llegar, ganadoras de la segunda etapa y de la general, las suecas se enteran del triste final de su compañero. Aunque ahora están solas defendiendo los prestigios de Mercedes, quieren abandonar la carrera en señal de duelo. Una vez más, Fangio interviene y las convence para que continúen. Les explica que el mejor homenaje al compañero es continuar. Y les recuerda que si no superan ese momento les será difícil seguir corriendo en el futuro. Y de esto, Fangio sabía bastante, ya que en su campaña deportiva internacional murieron a su lado 32 pilotos.
Las suecas continúan. Y siguen afirmándose en la punta. Ganan la etapa a Tucumán, y repiten el triunfo en Catamarca, Córdoba y en la última a Arrecifes, con ritmo y precisión, sin cometer errores. Sorprenden cuando llegan a la meta pulcras y con los labios pintados para que las salude un público sorprendido en el que prevalecían las mujeres, que se sentían reivindicadas por estas dos rubias que habían dejado atrás a los hombres. Finalmente, tras ganar las seis etapas, triunfan en la general con una ventaja de tres horas y ocho minutos sobre el segundo, Boris Garafulic (Volvo) y también en su categoría por 12 horas sobre Marcelo Borchardt, que tripula un Jaguar 3.800. Toda una hazaña y con récords.
“Donde parábamos nos rodeaba el público. En los hoteles, el recorrido hasta nuestro cuarto estaba lleno de flores y la gente se agolpaba bajo el balcón para vernos salir. Nosotros le tirábamos flores”, recuerda Ewy.
La suecas recibieron numerosos agasajos en Buenos Aires y luego en Europa. Fueron recibidas en Estocolmo por el príncipe Bertil y la princesa Lilian.
La actuación de las suecas Ewy Rosqvist y Ursula Wirth constituyó un hito en el automovilismo argentino. Desde entonces, para los aficionados, serían simplemente “las suecas”.
¿Qué fue de su vida? Ewy Rosqvist regresaría en 1963 para competir en el Gran Premio, pero acompañada de la navegante alemana Ana María Falk, ya que Ursula se había retirado del equipo (algunos dicen que no muy bien). Ewy ocupó la tercera colocación, detrás de sus compañeros Bhoringer y Glemser, lo que se repetiría en 1964. Fue la última vez que corrió en nuestro país, dejando un recuerdo imborrable.
Poco después, Ewy se casó con el barón Guillermo von Korff, integrante de la junta directiva de Mercedes Benz, que estuvo en el equipo de Fórmula 1 junto al famoso director Alfred Neubauer. Vivieron varios años en Alemania, hasta que Von Korff falleció. Ewy regresa a Suecia y años después vuelve a casarse, esta vez con su compatriota Kart Gustav Sverderg, director de Daimler Benz Suecia, que también murió al poco tiempo. Ewy Rosqvist fue convocada por la televisión alemana y volvió a la Argentina para cubrir la información de Fórmula 1. También escribió el libro Viaje a través del infierno, que relata su actuación en el Gran Premio argentino de 1962.
Hoy. En un piso decorado al estilo siglo 19, vive sola y, pese a sus 81 años, luce jovial y sonriente. Tiene muchas inquietudes intelectuales y está vinculada con los miembros de la corona. La aprecian en todo el barrio, donde la ven a bordo de su Mercedes A 190m, que ahora conduce con toda prudencia por las calles de Estocolmo.
Según una entrevista realizada por la revista Autos de Época, conserva un gran recuerdo de Fangio, con quien se encontró varias veces en las fiestas de Mercedes Benz.
Úrsula (78) no corrió más luego de la carrera argentina y vive en su ciudad natal.
N de R: En Santiago la carrera se neutralizo al ingreso de la ciudad viniendo de Tucuman, pasaban a marcha moderada por la Avenida Belgrano y se volvia a largar desde el Arco. Fue alli en donde un santiagueño no pudo con su genio y le toco la cola a una de ellas. Se llevo de recuerdo de la sueca un hermozo golpe en la cabeza con la llave cruz
UNA NOTA DE EDUARDO GESUMARIA (SPRINTER)
lunes, 26 de diciembre de 2011
EN LA NAVIDAD DE 1922 NACIO CHAPLIN
En la navidad de 1922 nació Felix Loustau, considerado el mejor wing izquierdo de la historia. Brilló en River y la Selección, y dejó su marca indeleble en La Máquina, delantera millonaria de lujo. Recordá a un crack sin tiempo.
El 25 de diciembre de 1922, en Avellaneda, las familias disfrutaban de la navidad pero una tenía un regalo especial para hacerlo. Había llegado al mundo Félix Loustau, quien años más tarde se convertiría en el engranaje que le faltaba a la Máquina para convertirse en la mejor delantera argentina de todos los tiempos.
Acorde a su lugar de nacimiento, Loustau fue a probarse a Racing pero, bajito y menudo, poco pudo rendir como defensor, posición en la que lo hacían jugar. Pero en River no tardaron en echarle el ojo: llegó con el pase libre y enseguida lo agarró el Tano Cesarini, técnico por esos tiempos, y lo puso dónde luego brillaría: como wing izquierdo.
No son pocos los que no tienen dudas, Félix fue el mejor 11 de la historia. Sus impredecibles gambetas con la pierna izquierda le valieron el apodo de Chaplín, otro genio irrepetible, pero su grandeza no terminaba en la locura de los defensores. También fue un tremendo goleador: hizo 101 en 365 partidos (seis a Boca) y además dio ocho vueltas olímpicas (una cada dos años en el club).
Su debut con la Banda había sido el 28 de junio de 1942, el día que la Máquina dijo presente por primera vez. Muñoz, Moreno, Labruna, Pedernera fueron los apellidos que, junto con el de Chaplín, salían (y siguen) saliendo de memoria para todos los futboleros. Pero Loustau siguió brillando en River muchos años más de que aquel súper equipo se desarmara. A diferencia de sus compañeros, Felix salía menos y se cuidaba más. También fue indiscutible en la Selección, donde integró el equipo tricampeón de América entre el 45 y el 47.
De grande siguió ligado a los colores y dejó este mundo apenas dos semanas después de haber cumplido los 80 años, el 5 de enero del 2003. Seis años más tarde, se le uniría Muñoz, el único integrante que quedaba de la Máquina, para juntos volver a armar un picadito arriba y deleitar a todos los que se acerquen.
PUBLICADO POR LA REVISTA OLE
domingo, 25 de diciembre de 2011
¿QUE ES GROSERIA?
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viernes, 23 de diciembre de 2011
QUE ES NOCHEBUENA
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LA BIBLIA JUNTO AL CALEFON
Es indiscutible que un poeta visionario en lo humano y lo social lo fue Enrique Santos Discépolo, autor entre otras grandes composiciones de la música porteña del siempre vigente “ Cambalache”, cuyos versos desnudan una realidad existencial que sobrepasó el “ siglo XX, cambalache, problemático y febril” para seguir enormemente vigente en nuestros días.
¿Un Julio Verne del verso popular argentino? Parecería que sí.
Eso de “vivimos revolcaos en un merengue”; y “cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón”, o “da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón”, pareciera que cobra mas fuerza en nuestra Argentina de hoy.
Por eso lo tituló “Cambalache”, al advertir, con sentido de metáfora, que la vida se “mezcló” entre la gente como esa “vidriera irrespetuosa” de enseres de segunda mano que se ofrecen en las actualizados y divulgados comercios de compra venta.
Pero ¿el por que eso de “ver llorar la Biblia junto a un calefón?
En rigor, Discépolo pudo haber comparado al libro de los libros posado en una vidriera de cambalaches junto al dispositivo para el agua caliente; sin embargo la frase tiene otro contenido metafórico ajustado a una realidad de aquellos difíciles tiempos.
“Cambalache” fue escrito en 1934 en plena vigencia de la llamada “década infame” que sobrevivió el país; donde las carencias y necesidades del pueblo eran ampliamente visibles.
Tiempos de escasos recursos no tan solo para los pobres, sino hasta para los mas pudientes en la franja media social, que para sobrevivir, vendían aquellos objetos de poco uso en la casa. Tiempo también de escasez de algunos artículos primordiales para el uso corriente como el papel higiénico.
Conseguirlo era un lujo demasiado costoso y la imaginación orientó al pueblo entonces suplantarlo con los papeles de fina tersura que adquirían a bajo precio en los mercaditos de barrio que venían en cajones envolviendo las frutas.
Pero la demanda por ese “adminículo” no alcanzaba para todos, por lo que se apeló al “sacrificio” de la Biblia impresa en fino papel arroz, infaltable en las casas, y cuya tersura se asemejaba también al tradicional y escaso “higiénico”.
El método práctico en el baño de una casa de clase media porteña era entonces: fijar un alambre acerado con punta en la pared, al lado del inodoro, cual si fuera un pinche, y colocar partida en dos o cuatro pedazos cada hoja de la ya sacrificada Biblia. De ese modo, se contaba con ese elemento tan indispensable para las necesidades fisiológicas de la familia.
Y colgado mas arriba, cerca de la ducha estaba el clásico calefón a alcohol.
Con este cuadro Discépolo se inspiró para describir entonces … “y herida por un sable sin remaches, ves llorar la Biblia, junto a un calefón”…
- 14 de diciembreRoberto Vozza
¡PAVADA DE DENUNCIA!!!
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