A la derecha Chazarreta
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Por Roberto Eduardo Vozza
La recordación de don Andrés Chazarreta en un tape cuando su sepelio en un día de abril de 1960, me anima a recordar el litigio que mantuvieron durante muchos años el “Patriarca del folclore” con el compositor salteño Artidorio Cresseri por la autoría de la histórica y celebre zamba “La López Pereyra”; un juicio que llegó a los estrados tribunalicios porteños a instancia de los sucesores de ambos, y que se definió a favor de este último.
El abogado de la familia Chazarreta en este pleito fue el doctor Jorge Agüero, hijo de un santiagueño; de don Jorge Agüero Palmeyro muy conocido en el medio por desempeñarse durante muchos años como uno de los mas conspicuos presidentes del Jockey Club.
A Jorge entrevisté periodísticamente en varias oportunidades en torno a ese cometido, pues visitaba Santiago con alguna frecuencia; y no hace no mucho tiempo dejó de existir sin haber cumplido 60 años en la Capital Federal donde residía.
No he podido conocer los fundamentos de la sentencia que inclinó el largo pleito a favor de Cresseri, cuyos deudos deben haber percibido en consecuencia jugosos derechos autorales que estaban congelados mientras se sustanciaba el juicio, y hoy los siguen cobrando, según es norma, a través de SADAIC.
Cuando el folclore irrumpió con fuerza en la escena nacional en la década del 60’ y comenzaron a reflotarse aquellas composiciones sumidas en la indiferencia, que revalorizaron viejas obras de Julio Jerez, Chazarreta, los Abalos y otros tantos compositores lugareños, las nuevas generaciones musicales vernáculas de santiagueños y salteños se disputaban la autoria de la Lopez Pereyra. Para nosotros, era de don Andres. Para ellos, de don Artidorio.
Yo también andaba metido en el tema con mis 17 años, y me interesó bucear nuestro folclore. Así llegue a conocer a don Julián Díaz, el celebre “Cachilo” cuya casa de La Plata 680 frecuenté durante mucho tiempo para aprender, compartir guitarreadas, y husmear la historia.
Un día, acerté preguntarle a “Cachilo” con el que ya había nacido una fuerte corriente de respeto, afecto y simpatía, de quien era realmente esa zamba en litigio.
El me respondió textualmente: “mirá “vozzita”, esa composición es realmente una habanera cubana que vino bajando de voz en voz, de pueblo en pueblo y se metió en territorio argentino. Llegó a Salta, Cresseri la rescató del bardo popular y la anotó como suya. Cuando pasó por Santiago, Chazarreta hizo lo mismo.
La habanera es una música tradicional de Cuba de tono cadencioso (una suerte de vals lentificado) que bien puede ser metrificada en sus compases como zamba.
Y me admito una comparación acaso con otra zamba llamada “Campanitas”, que fue la primera que aprendí a tocar bajo las enseñanzas de Chichita Beltrán de Carrillo, la madre de mi inolvidable amigo Santiago. En el repertorio de Carlos Gardel, de sus tiempos de cantor nacional junto con José Razzano, antes de la década del 30’ está esa composición, en cuyos versos iniciales dice… “en un pueblito de Salta, la gente de baile está… ¿Quien le habría pasado al celebre dúo la música y la letra de un tema norteño tan lejano a Buenos Aires?
¿O acaso habría tenido el supuesto mismo origen que la López Pereyra y al llegar a suelo argentino le pusieron los versos?
La versión de “Cachilo” Díaz hace mas de 40 años no deja de ser un interesante aporte a la investigación de los reales orígenes de esa famosa zamba, mas allá de que el pleito quedó concluido y dictaminó a favor de uno de los dos litigantes.
De cualquier manera, la López Pereyra quedó finalmente como una expresión de neta raíz popular, porque sus estrofas se cantan espontáneamente… como si fuera el himno
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