Sirvo a la patria sin otro objeto que el de verla constituida, ése es el premio al que aspiro.
No busco glorias si no la unión de los americanos y la prosperidad de la patria. No es lo mismo vestir el uniforme militar, que serlo.
Mucho me falta para ser un verdadero padre de la patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella.
¡ Juro a la patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día inmediato el virrey no hubiese renunciado, a fe de caballero, yo le derribaré con mis armas ! Que no se oiga ya que los ricos devoran a los pobres, y que la justicia es sólo para aquéllos. Quiero volar, pero mis alas son chicas para tanto peso. Renuncio a mi sueldo de vocal de la Primera Junta de Gobierno porque mis principios así me lo exigen. Se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido Sin educación, en balde es cansarse, nunca seremos más que lo que desgraciadamente somos.
Hace Ud. muy bien en reírse de los doctores; sus vocinglerías se las lleva el viento. Mis afanes y desvelos no tienen más objeto que el bien general y en esta inteligencia no hago caso de todos esos malvados que tratan de dividirnos. Así pues, trabajemos con empeño y tesón, que si las generaciones presentes nos son ingratas, las futuras venerarán nuestra memoria, que es la recompensa que deben esperar los patriotas.
( Carta de Manuel Belgrano a Güemes )
Me hierve la sangre, al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la patria.
El modo de contener los delitos y fomentar las virtudes es castigar al delincuente y proteger al inocente.
En mis principios no entra causar males sino cortarlos.
La vida es nada si la libertad se pierde.
Los hombres no entran en razón mientras no padecen.
Mis ideas no se apartan de la razón y justicia que concibo, ni jamás se han dirigido a formar partidos, ni seguirlos.
Ni la virtud ni los talentos tienen precio, ni pueden compensarse con dinero sin degradarlos.
Ninguna cosa tiene su valor real, ni efectivo en sí mismo, sólo tiene el que nosotros le queremos dar; y éste se liga precisamente a la necesidad que tengamos en ella; a los medios de satisfacer esta inclinación; a los deseos de lograrla y a su escasez y abundancia.
|
Manuel Belgrano
Revolucionario, abogado, militar y creador de la bandera argentina
|
A MODO DE PRESENTACION
martes, 30 de octubre de 2012
LA VIDA ES NADA SI LA LIBERTAD SE PIERDE
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario