A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

domingo, 2 de diciembre de 2012

LEON MARTINETTI: EL CABALLERO DEL BASQUET


Osvaldo
Ricardo
Orcasitas

Fotografía: El santiagueño León Felipe Martinetti retratado por la revista “El Gráfico” durante las prácticas para los Juego Olímpicos de Londres 1948, donde estuvo presente. Usaba el número 53.

Si de Santiago del Estero se trata, el autor de esta nota no puede ser otro que el periodista ROBERTO EDUARDO VOZZA.
* * *

El histórico Santiago B. B. C. marcó un hito en el baloncesto santiagueño. Formó parte del proceso inicial de la actividad en esta provincia cuando, bajo la égida del Park Lawn Tennis, un conspicuo club social y deportivo de entonces, fue la primera institución en promover su práctica en la ciudad capital. En esos afanes estuvieron el profesor Pío Rodríguez y el doctor Carlos Archetti, para citar nombres de quienes fueron sus promotores y fundadores. El piso de una cancha de tenis se utilizó de campo de juego inicial.

Con los progresos del básquetbol, pasó a llamarse más tarde Park Santiago y el 29 de agosto de 1929 se desarraigó totalmente del Park Lawn Tennis para ser rebautizado como Santiago B. B. C. y escribir páginas memorables hasta el 13 de agosto de 1989 –el baloncesto local estaba en crisis- cuando, atenta la necesidad de subsistir, se unió a Estudiantes Unidos y al Inti Club para formar consensuadamente entre los tres la actual Asociación Atlética Quimsa, que está participando en la Liga Nacional “A”.

Los primeros tendidos como Santiago B. B. C se asentaron entonces en la esquina de Salta y Perú, escenario donde forjó su fama con caracterizadas y grandes figuras. Vayan estos nombres: Rafael Lledó, Mario Jiménez, Gustavo Chazarreta (padre) y Dardo Reynoso. Jugaban de memoria –dicen- y sus prácticas, sin mayores exigencias ni rigores, eran un virtual entretenimiento.

Su ascendiente fue tal que hasta tenía una cuarta división que le disputaba palmo a palmo a la primera. Fue el equipo conocido también como “Tintoreros Unidos”, que como tal participaba independientemente en los campeonatos barriales arrasando contra todos sus adversarios para quedarse con los premios instituidos en dinero.

Lo integraban Castor Arce, Pedro Trejo, Carlos Casoliba, Florentino y Napoleón Carrera (hermanos del zurdo Luis “Cura”) y Armando Coria... Se llamaba así porque curiosamente todos se dedicaban a ese oficio.

“Muchos jugadores jóvenes no podíamos actuar en primera por no tener lugar, por eso pedí pase al Inti, donde estuve un par de temporadas para después volver…”, cuenta “Cura”, integrante de aquella dinastía de los Carrera tintoreros.

En ese escenario, sin vestuarios –lo era el follaje de unos palmares- y con una ducha improvisada dentro de una tina de latón, el Santiago B. B. C. escribió su gran historia. Ganó 13 campeonatos locales en forma consecutiva y el Argentino de Clubes de 1941 cuando ante el asombro general derrotó a Gimnasia y Esgrima de Santa Fe y al homónimo de éste de la Capital Federal. Por ese tiempo ya se perfilaba quien se convertiría en un excelente defensor futuro, caracterizado también por su elegancia para desplazarse en la cancha: León Felipe Martinetti.

Nació el 31 de julio de 1926 y se crió al calor de esa divisa, que fue la única de toda su vida. Las dos casas que habitó con su familia formaron parte de la vecindad del Santiago B. B. C. Vale decir que esa cancha resultó su extensivo y frecuente patio de juegos. Cercanos también vivieron en esa época –vaya casualidad- Mario Jiménez, Dardo Reynoso y, a unas pocas cuadras de distancia, el “prócer” Rafael Lledó.Más espejos para él, imposible.

Cuando tenía 6 años, León sufrió una fractura de cadera que lo tuvo inmovilizado durante un prolongado período. Recuperado, comenzó a practicar básquetbol como entretenimiento. Hasta que se descubrieron sus condiciones, y lo formaron jugador para ascender rápidamente de división en división hasta llegar a la primera.
Fue entonces cuando se sumó justamente a esa pléyade de astros a fines de la década del ’30. Se convirtió así en el soporte defensivo del “Mocho” Chazarreta (padre), luciéndose por su singular efectividad en los rebotes en el tablero de atrás.

“Con él y Chazarreta, era difícil hacerle goles al Santiago…”, recuerda Carrera. “Además de gran rebotero, marcaba muy bien; tenía mucha elegancia para jugar, buenos reflejos y era un caballero dentro de la cancha”, acota.

Alto, espigado, su salto sobre el tablero llegaba en el momento y lugar exactos, para quedarse con el balón entre medio de muchos brazos entramados tras su disputa. Porque la pelota indefectiblemente era de él. Introvertido, un tanto parco, tal vez frío, pero efectivo e inteligente, además de pulcro para jugar, ofensivamente se reconoce no obstante que careció de virtudes. Tenía poca flexibilidad de cintura, pero igualmente entraba en la zona adversaria y suplía esa rigidez corporal usando los codos. En los momentos claves, cuando era necesario, ponía fibra y experiencia para definir.

No resaltaba, pero aquello de que “jugaba para “Chafa” resultó una ligera apreciación. Era muy prolijo cuando se conectaba con él y juntos marcaban estratégicamente los movimientos de ese imbatible Santiago B. B. C. mediante la rotación ofensiva y contundente por los laterales y en la llave adversaria que ejercían en un tiempo, el petiso y gran encestador de media distancia Dardo Reynoso, recientemente fallecido, y la fuerza del “Gordo” Mario Jiménez, respectivamente. Después fue con el veloz Carlos Cisneros, el Zurdo Luis Carrera, los pujantes hermanos Orlando y Adolfo Trejo, Carlos Campitelli, los mellizos Bruno y Arnoldo Ingratta –se entendían sin mirarse–, Aníbal Cabañas o el juvenil y promisorio Gustavo Adolfo Chazarreta.

León pivoteó entre dos generaciones de aquel equipo. Precisamente jugó varias temporadas a la par de Gustavo “Mocho” Chazarreta, que con más de 40 años siguió luciendo la casaca roja con una banda blanca cruzada que identificaba al Santiago B. B. C., hasta que sus rodillas se quedaron sin flexión. Después, llegó Guillermo Agüero para ocupar ese vacío defensivo, y sucesivamente fueron germinando otras muy buenas semillas hasta recalar en Roberto “Dupla” Carrera y Ramón Jorge, campeones argentinos en 1968.

Valga aquí también ponderar que Santiago B. B. C. en básquetbol femenino contó con un fuerte equipo donde se destacó la internacional Marta Cesca.

Contrastando con los resonantes éxitos deportivos, el Santiago B. B. C. como institución debió afrontar, sin embargo, algunas vicisitudes al quedarse sin escenario propio sobre las postrimerías de la década del ‘40. Fue cuando tuvo que desocupar el solar de la calle Salta que venía utilizando provisoriamente. Era 1948. Urgía contar con la propia casa y durante la gestión presidencial de don José Campitelli, un conocido empresario metalúrgico, se proyectó el nuevo reducto que fue concluido alrededor de 1950. El terreno perteneció originalmente a las hermanas Olaechea, que lo donaron a la congregación de los dominicos en calle Urquiza, entre 25 de Mayo y Buenos Aires, a metros del convento de Santo Domingo, donde se rodó por esos años la película “Muerte Civil” con Armando Bo.

En su construcción hasta trabajaron soldados del Regimiento 18 de Infantería al mando del entonces joven teniente Carlos Durán Vergottini, vicepresidente de la Comisión Directiva del club, los muchachos del barrio… y ¡Martinetti! Maestro mayor de obras que por entonces era empleado municipal, también sumó su aporte.

“Durante un tiempo, Santiago B. B. C. pagó una renta en concepto de alquiler por ese solar; hasta que finalmente prosperó la compra definitiva con la autorización del Vaticano”, recuerda hoy Carlos Campitelli, hijo del entonces presidente y jugador de la institución. Hoy ese recinto deportivo ya no existe. Lo reemplaza la construcción de un edificio de departamentos.

Volviendo esta historia más atrás, cuando el 14 de agosto de 1931 se constituyó formalmente la Federación Santiagueña de Básquetbol y comenzaron los campeonatos locales, los clubes pioneros en ese arranque fueron Santiago B. B. C., Inti, Estudiantes Unidos, Olímpico de La Banda, Los Indios (luego Juventud B. B. C.), Estrella, Hindú, Sarmiento y Talleres, estos tres últimos de efímera existencia.

Los dos primeros títulos de la historia los ganó el Inti Club en 1932 y 1933, a la sazón ya con Santiago B. B. C. erigidos en los clásicos adversarios del baloncesto local, rivalidad que se mantuvo durante aproximadamente tres décadas.

Santiago B. B. C. fue el campeón desde 1934 a 1947. Semejante racha triunfal se cortó sorpresivamente (como se señala más adelante) en 1948. Ese año no jugó el torneo local -según se dice- por no tener cancha a pesar de que Independiente, asentado detrás de la Escuela Industrial de la Nación en el Parque Aguirre, se solidarizó con aquel equipo de estrellas facilitando sus tendidos para los entrenamientos.

Sin embargo, una versión revelada hoy, pero imposible de confirmarla, habla de una presunta conjura contra el club repetidamente campeón de aquellos tiempos, como para que acabase su larga etapa triunfalista.

El periodista José Enri Reynoso, por esos tiempos jugador de las inferiores de Independiente, mencionó corrillos que daban cuenta de un aparente diferendo interno en el seno de la Federación Santiagueña que perjudicó a Santiago en esas circunstancias. Ello dio paso – casualmente – a que su novel institución, con un equipo juvenil, conquistara el título en aquel 1948 donde de 12 partidos disputados, solamente perdió uno contra Estudiantes Unidos. El “Bocacho” Dardo Reynoso, coincidentemente, le había confesado al autor de este informe: “ A Santiago B. B. C. no lo querían…”

En 1949, sin embargo, volvió a consagrarse como el mejor al reconquistar el título, y otra vez lo fue en1951, 1952, 1954 y 1959. Por entonces el Inti Club había vuelto a erigirse en su rival de fuste, alternándose en tales obtenciones. Los auriazules lo fueron en 1950, 1953, 1955, 1956, 1957 y 1958.

A mediados de la década del ‘50 se instauró la rueda final de clasificación entre los cuatro equipos mejor ubicados detrás del puntero que se consagraba “Campeón de Honor”. De aquellos surgía el finalista para enfrentar a éste por el Campeonato Anual al mejor de tres partidos.

Santiago B. B. C. e Inti Club estuvieron varias veces en esa porfía que colmaba de espectadores el primitivo estadio de Estudiantes Unidos en la calle 25 de Mayo. En total, León Martinetti fue campeón federacionista en 12 ocasiones y capitán durante varias temporadas. Su aparición en la Selección Provincial data de1944 en el Campeonato Argentino de Catamarca, cuando el equipo se formó con jugadores de Santiago B. B. C. y Olímpico. Fueron cuartos al perder 40-41 con Buenos Aires. Jugó a la par de Chazarreta (padre), Lledó, Jiménez, Reynoso, y también como debutante el zurdo Luis “Cura” Carrera (es decir, el equipo titular de Santiago B. B. C.). A partir de ese momento fue inamovible en la zaga santiagueña para los Campeonatos Argentinos siguientes, con el ejercicio además de la capitanía.

Tuvo nueve presencias en el histórico certamen, a saber: además de Catamarca 1944, estuvo enCorrientes 1945 (Santiago fue eliminado por goal average), Capital Federal 1947 (tercero, al vencer 47-42 a Catamarca), Resistencia 1948 (campeón, al derrotar 46-40 a Buenos Aires en la final), La Rioja 1949(subcampeón, al perder 40-46 en el partido decisivo con Santa Fe), Viedma 1953 (quinto, vencido 45-39 por La Rioja), Córdoba 1954 (cuarto; perdió 49-50 con Corrientes), San Miguel de Tucumán 1955 (se retiró) y Bahía Blanca 1957 (tercero, al ganarle 72-59 a Chaco).

En consecuencia, Martinetti alcanzó dos momentos fulgurantes en su carrera deporiva. El primero fue en 1948, cuando con Santiago del Estero fue campeón argentino en Resistencia. Formó la defensa con José María Venturini (Estudiantes Unidos) y en el ataque estuvieron José Domingo Barrientos (Inti Club), Rafael Lledó (Santiago B. B. C:) y Juan José Escobar (Tiro Federal). Ese plantel se completó con Luis Fernández (Independiente), Bernardino Cabañas (Santiago B. B. C.) –recientemente fallecido -, Pablo Ominetti (Tiro Federal), Santiago Acuña (Independiente) y Armando Cárdenas (Inti Club).

Una anécdota: los santiagueños no durmieron su clásica siesta aquel 18 de noviembre de 1948 para esperar el arribo del tren que traía de regreso a los campeones argentinos desde la capital chaqueña.

Fue un recibimiento multitudinario y jubiloso donde los jugadores fueron llevados en andas diez cuadras hasta la plaza Libertad, el centro de la ciudad, con León Martinetti portando la copa.

Una crónica periodística del matutino “El Liberal”, analizando la actuación individual, decía de él: “Intérprete de las endiabladas combinaciones con Lledó, le prestó al equipo el apoyo constante; quitó y asistió con la seguridad y elegancia que lo distingue. Fue un capitán que aprovechó a conciencia las leyes del juego; administró los minutos de detención con la serenidad que debe asistir al jefe de la cancha…”.

Aquella actuación consagratoria lo promovió para ser incorporado a la Selección Nacional cuando su participación en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, a la par de dos santiagueños más: Rafael Lledó y Arturo Ruffa, Argentina finalizó en el 15º lugar. Fue su otro gran instante.

También estuvo en la lista de convocados para el Mundial de 1950, pero desertó por contraer matrimonio. A partir de ese momento se dedicó a la actividad comercial en el rubro repuestos automotores, asociado con su suegro Faustino Ghignatti, propietario de un reconocido establecimiento del que se haría cargo después por muchos años.

En 1958 dejó la práctica activa del básquetbol, pero por un tiempo continuó ligado a su club como colaborador.
Wálter Tagliavini rememora un momento inolvidable mientras integró la división juveniles de Santiago B. B. C.: “Por el campeonato local jugábamos contra el aguerrido Villa Constantina. Esa noche, después de nuestro compromiso como preliminar, Martinetti nos convoca urgentemente al vestuario. Había faltado la mayoría del plantel de primera, incluido el director técnico. Se hizo cargo de la situación y eligió a varios de nosotros, chiquilines, a disputar el cotejo de fondo... Fue inolvidable y emocionante”.

Desinteligencias con directivos lo marginaron definitivamente de la actividad por 1960. “Recién volvió a una cancha en 1968 cuando se disputó aquí el Campeonato Argentino”, recuerda hoy León Felipe, uno de suscuatro hijos, abogado de profesión.

Aquel momento le estimuló el espíritu de retomar los vínculos con el deporte de toda su vida y aceptó ante el requerimiento del club de preparar y conducir a su plantel superior. “Pero concurrió tan sólo a dos prácticas. Volvió desanimado al ver que otra modalidad imperaba en los jugadores a la hora del trabajo comparativamente con los de sus tiempos de honores y glorias. Papá nunca le pidió nada a su Santiago B. B. C.; al contrario, él le dio; por ello no aceptaba la informalidad y demandas inalcanzables, mucho menos de los jugadores estrellas a la hora del sacrificio”, también recuerda su hijo homónimo. León Martinetti dejó cerrado a partir de ese momento y para siembre un capítulo trascendente en su existencia: el básquetbol.

Aníbal Cabañas brindó este emocionado testimonio que asevera el arraigo del recordado defensor por su divisa: ”Yo militaba en la categoría ‘microbios’, era un niño de escasos 12 años, y asistí una noche al partido que consagró a Santiago B. B. C. como campeón de la temporada. Cuando terminó el encuentro, Martinettise quitó su casaca y la depositó en mis manos diciéndome: ‘Es tuya... espero que la valores como yo y algún día puedas vivir este momento…’

Años después, León acusó una muy grave dolencia cardíaca. Fue tratado en Córdoba, donde con un verdadero gesto filial, su alumno en la cancha, el doctor Gustavo Adolfo Chazarreta, fue uno de sus médicos de cabecera. “Chaza” lo recordó así: “Alcancé a jugar con él un par de años en Santiago B. B. C. antes de su retiro en 1958. El como ‘Chafa’ Lledó y ‘Cacho’ Cisneros fueron mis ídolos. León significó mucho para mí porque, además de ser una persona pura, magnifica, no era egoísta al momento de enseñar…”

La salud de Martinetti, resentida y en riesgo, lo obligó a permanecer en el recoleto ámbito hogareño hasta el momento de su deceso, el 15 de diciembre de 1999. León dejó su marca en el básquetbol santiagueño, donde resaltó la impronta de su personalidad. No sólo en el juego, sino en su señorío, en su elegancia y en su reconocida caballerosidad deportiva a través de una ponderable trayectoria.

LA ANEDOCTA DE AQUELLA FOTO

Por Roberto Eduardo Vozza
Cuando ORO publicó la nota de León Martinetti, se deslizó un error. La foto que puso entonces no era la de éste, sino de Arturo Ruffa.
Qué pasó? Ese retrato del basquetbolista santiagueño fue tomado por "El Gráfico" junto con todo el plantel que viajaba a los Juegos Olímpicos de Londres en 1948. En ese equipo habia tres santiagueños a saber: Rafael LLedó, y los susodichos Martinetti y Ruffa.
Y tal cual se estila en los archivos de notas gráficas, quien las guardó puso los nombres equivocados al dorso. A la de Martinetti le puso Ruffa y viceversa.
Cuando ORO apeló al archivo, no se percató del error.
Aparece la publicación en Webasquetbol y advierto la equivocación. Rápidamente le envio un e mail a ORO y se lo comento... De paso, le mando una foto de Ruffa y otra de Martinetti para que por sus correspondientes semejanzas fisonómicas se de cuenta y haga la enmienda. Es decir, mire bien y sepa quien es Martinetti.
Por fortuna, así pasó.
ORO me escribe luego para decirme..." Ud hizo corregir ese archivo de fotos de "El Grafico", al cabo de mas de medio siglo"


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