A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

martes, 31 de marzo de 2015

CRISTINA, SU BLINDAJE Y LAS SOSPECHAS

Hay un espectáculo político de contraste muy fuerte. Cristina Fernández prepara su retiro sin prescindir de nada. Urde un diseño electoral a gusto y antojo. El ultrakirchnerismo asoma entusiasmado. El pejotismo se resigna. Continúa manteniendo en alerta a su tropa en el Congreso: hacia el Senado se dirige, pese a que los números no le cierran, el pliego de Roberto Carlés para ocupar en la Corte Suprema el sillón dejado por Raúl Zaffaroni. Alcanza también objetivos cruciales en el Poder Judicial. La Sala I de la Cámara Federal, en fallo dividido, desestimó en segunda instancia la denuncia de Alberto Nisman. El fiscal la había realizado antes de su muerte misteriosa y apuntó, por presunto encubrimiento terrorista por el atentado en la AMIA y el pacto con Irán, contra la Presidenta y Héctor Timerman.
Los presidenciables, de todo color, también están pendientes como Cristina de la competencia electoral. Pero la entenderían, hasta ahora, más como una inacabable sucesión de alianzas con registro fotográfico que de articulaciones políticas de fondo. Casi ninguno se detiene en la espesa herencia que recibirán. Ni en el desmadejamiento factible de cada problema. Daniel Scioli y Florencio Randazzo no podrían hacerlo. Apenas Mauricio Macri y Sergio Massa sobrevolaron el dilema del cepo al dólar. Todos parecen haber olvidado al fiscal muerto. También se habrían desentendido pronto de su denuncia por encubrimiento terrorista. Nada les garantiza que la tragedia y el conflicto no vuelvan a futuro como una marea.
La Cámara Federal hizo la tarea política más pulcra posible para satisfacer las necesidades de Cristina y no fomentar un vendaval en la Justicia. Rechazó la recusación kirchnerista contra Germán Moldes por su asistencia a la Marcha del Silencio. Pero dos de sus integrantes, Eduardo Freiler y Jorge Ballestero, derrumbaron sus argumentos a favor de abrir la investigación. Como Daniel Rafecas lo había hecho con la denuncia de Nisman. Para aquel par de magistrados las 46 pruebas solicitadas por Gerardo Pollicita y las escuchas telefónicas acopiadas carecerían de valor. “Antojadiza concatenación de elementos de juicio que no revisten relevancia alguna”, escribió Freiler. Exactamente lo opuesto opinó y votó Eduardo Farah.
La ausencia de unanimidad, tal vez, podría dejar en la superficie estelas de sospecha. ¿Qué hubiera ocurrido si se iniciaba la instrucción?. Pregunta sin respuesta. Pero a Cristina le importaba sólo clausurar el caso. ¿Estaría clausurado?. El fiscal Moldes apelará ante la Cámara de Casación Penal. Se trata de un estamento de la Justicia donde el kirchnerismo habría realizado una colonización eficaz. Su titular es la jueza Ana María Figueroa, que le ganó la pulseada a Alejandro Slokar, de Justicia Legítima, la organización K. Este juez quedó, sin embargo, como vicepresidente. Figueroa trepó juntando adhesiones de todos los sectores, incluidos varios oficialistas. Tendría además un buen vínculo con el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini. Otro dato no debería pasarse por alto si se pretende intuir la suerte que podría correr la apelación de Moldes. La Casación se divide en cuatro Salas. En todas ellas hay, como mínimo, un miembro de Justicia Legítima.
Las defensas para la Presidenta serían aún mayores que esas. Al mismo tiempo que sucedió la apelación de Pollicita, la procuradora general, Alejandra Gils Carbó, designó un nuevo equipo de cuatro fiscales para la unidad de la causa AMIA que regenteaba Nisman hasta su muerte. En la elección se habrían cometido irregularidades. Una de sus integrantes, Sabrina Namer, anticipó enseguida que se revisaría toda la investigación del fiscal muerto. Que no se descartaría ninguna pista. En especial, la siria. Una vieja aspiración presidencial.
A la cabeza de esa Unidad clave no está cualquiera. Fue colocado Juan Patricio Murray, un fiscal que adquirió notoriedad cuando madrugó al gobierno socialista de Santa Fe con una investigación secreta por narcotráfico, que tumbó al ex jefe de la Policía provincial, Hugo Tognoli. Murray pertenece al Movimiento Evita y desempeñó un doble papel de militante y funcionario durante el conflicto con el campo. En su calidad de fiscal de San Nicolás, por entonces, fue quien ordenó el desalojo de la ruta 9 realizado por la Prefectura.
Otra de las murallas para resguardar el presente y el futuro fue encargada por Cristina a Oscar Parrilli. En diciembre, antes de la denuncia de Nisman, el servidor presidencial descabezó la ex SIDE y dio nacimiento a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Allí empezó la guerra contra el espía Jaime Stiuso, que se acentuó después de la muerte de Nisman. Esta decisión apurada habría enmascarado varias cosas. El quiebre de la relación de la Secretaría de Inteligencia con el Gobierno, a partir de que la Presidenta dispuso privilegiar fondos y facultades para el jefe del Ejército, César Milani. Otra labor sensible de la cual se habría encargado Parrilli: borrar rastros en ese organismo de informaciones secretas y valiosas que culminaron con la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán. Una limpieza imprescindible, a lo mejor, para que más adelante no queden desairadas las desestimaciones que hicieron de la denuncia de Nisman el juez Rafecas y la Cámara Federal. ¿Habrá sido eficiente Parrilli, de verdad?
El tiempo lo dirá. Todavía hay mujeres que, con empeño, confían en la clásica ineficiencia del funcionario neuquino. Graciela Ocaña, Margarita Stolbizer y Elisa Carrió rastrean. Un cabo habría sido dejado suelto por Rafecas y la Sala I. El único que no fue exculpado del todo en la denuncia se llama Ramón Allan Bogado. Apodado “el francés”. Se trata de un espía que el kirchnerismo asegura que no sería tal. Este hombre enigmático apareció con frecuencia en las escuchas telefónicas de Nisman hablando con representantes iraníes. Hay constancia de su participación en el armado de viejas campañas electorales del FPV en Misiones, de donde es oriundo, Neuquén y Formosa. La cuestión podría ser justamente el dinero de las campañas.
La investigación se orientaría ahora a establecer algún lazo entre Bogado y los hermanos Zacarías. Miguel y Máximo, de ellos se trata, fueron funcionarios de las cercanías del poder kirchnerista. Tanto que uno de ellos solía exhibirse junto al actual secretario de la Presidencia, el camporista Eduardo de Pedro. Ambos resultaron indagados por la jueza María Servini de Cubría en la causa por tráfico de efedrina. Fue como derivación del procesamiento del ex titular de la Sedronar, Ramón Granero. Fuentes judiciales aseguran que habría en el centro de la trama un tráfico de dinero estimado en $ 500 millones, utilizados en apariencia por el FPV.
Cristina estaría logrando con paciencia, como se ve, encorsetar la posible expansión del escándalo Nisman. La denuncia sobre supuesto encubrimiento terrorista, salvo un imprevisto, estaría destinada al olvido. La posibilidad de esclarecer si se trató de un homicidio o de un crimen dependería de un milagro. La investigación de Viviana Fein, por imposibilidad, negligencia o encubrimiento, enfilaría hacia el fracaso. La fiscal lidia además con la ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, que objeta su proceder. Transcurrieron dos meses y medio sin alguna novedad que arroje luz.
Apisonada aquella denuncia del fiscal muerto, el desvelo excluyente de Cristina tendría relación con Claudio Bonadio. El juez sustancia la causa Hotesur, la empresa que administra un complejo hotelero de la familia Kirchner. Habría anomalías contables que podrían vincularse con la causa por lavado de dinero que maltrae al empresario K, Lázaro Báez. En ese mismo teatro podría aparecer Máximo, el hijo de la Presidenta.
En Comodoro Py ya no se advierte la ebullición de las últimas semanas, cuando los fiscales Pollicita y Moldes dejaron vigente la denuncia de Nisman. Habría alguien más aliviado que los demás: los cañones K dejaron de apuntar contra Rodolfo Canicoba Corral, que sin querer –con su autorización de las escuchas– ayudó a la tarea investigativa de Nisman. Ese magistrado sigue denostando al fiscal muerto.
Los casos emblemáticos de corrupción –el de Ciccone y Amado Boudou– se aletargan en pruebas y trámites administrativos. Algunos aseguran que el juez Alfredo Lijo colabora con la pacificación. A medida que progrese la campaña electoral, parecería difícil que algún magistrado disponga medidas que incomoden al Gobierno y pueda descompensarlo en la carrera de las urnas. La incógnita quedaría circunscripta a Bonadio y a las novedades capaces de estallar con causas abiertas en el exterior.
Los emisarios kirchneristas, pese a todo, continúan circulando entre los jueces. No querrían malas sorpresas contra su jefa. Las gestiones serían múltiples y algunos escenarios, sorprendentes. Muy lejos de los palacios del poder.
Fuentes policiales y testigos de ocasión, por ejemplo, habrían visto a Aníbal Fernández asistir varias veces a una Sociedad de Fomento ubicada a pocas cuadras de Parque Chacabuco. Allí confluyen vecinos y se suelen armar milongas. Pero el jefe de Gabinete sólo se ocuparía de dialogar con algún juez y alguna jueza. Clásicos enjuagues, entre dos por cuatro y quebradas.

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lunes, 30 de marzo de 2015

NO TIENE REGISTRO DE CONDUCIR PERO YA SUMO PUNTOS EN LA F 1


El holandés Max Verstappen aún no tiene carnet de conducir, pero ya puede presumir de ser el piloto más joven de la historia de la Fórmula 1 en puntuar en un Gran Premio.
Aldel GP de Malasia en el séptimo lugar con 17 años y 180 días.
volante de su Toro Rosso, Verstappen cruzó hoy la meta
"Lo disfruté muchísimo. Me siento muy feliz" dijo Verstappen tras su excelente actuación en Sepang, que le valió además grandes elogios por parte del jefe de equipo, Franz Tost, un especialista en formar talentos.
Cuando el año pasado Verstappen dio las primeras vueltas con un Fórmula 1, en los entrenamientos libres de Spa, surgió un gran debate sobre los "niños" en la clase reina del motor.
Sin embargo, el hijo de Jos Verstappen, ex compañero de equipo de Michael Schumacher, demostró con creces que posee potencial para la Fórmula 1.
En la carrera inicial de 2015, hace dos semanas en Australia, fue frenado por una avería técnica. En Malasia condujo hoy de modo perfecto.
El holandés superó el registro de Daniil Kvyat, que había sumado sus primeros puntos, también en Toro Rosso, con 19 años y 324 días.

Los pilotos más jóvenes en puntuar:

Piloto Edad Puesto
1. Max Verstappen (Holanda) 17 años y 180 días 7
2. Daniil Kvyat (Rusia) 19 años y 324 días 9
3. Sebastian Vettel 19 años y 349 días 8 (Alemania)
4. Jaime Alguersuari (España) 20 años y 12 días 9
5. Jenson Button (Inglaterra) 20 años y 73 días 6
6. Ricardo Rodríguez (México) 20 años y 124 días 4
7. Sebastien Buemi (Suiza) 20 años y 150 días 7
8. Nico Rosberg (Alemania) 20 años y 259 días 7

UN FALLO CANTADO QUE NO ALEJA LAS SOSPECHAS

LOS JUECES DE LA POLEMICA CAMARA FEDERAL

El fallo de la Sala I de la Cámara Federal que dio por tierra con la denuncia del fiscal Alberto Nisman por encubrimiento en la investigación del atentado a la AMIA, ofrece dos interpretaciones libres:
Los imputados, la presidente Cristina Fernández, el canciller Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, el piquetero Andrés D’Elía, el activista Fernando Esteche, el ex juez Héctor Yrimia, el agente de inteligencia Allan Bogado y el dirigente de la comunidad islámica Jorge Khalil, quedaron al margen, al menos por ahora, de toda requisitoria judicial.
Todos se mantienen sospechosos de la imputación que pesaba sobre ellos.
Una investigación de la denuncia de Nisman, un seguimiento de cualquiera de las cuarenta y seis medidas de prueba pedidas por el fiscal, que apareció muerto de un balazo en la cabeza cuatro días después de su presentación contra la Presidente y horas antes de ratificarla ante el Congreso, un análisis de las centenares de horas de escuchas telefónicas que acaso hubiera aportado Nisman de no haber muerto y que están en la UFI AMIA, una pesquisa así fuese sucinta de la imputación fiscal, cualquier acción judicial que hubiese arrojado resultado negativo, hubiera quitado de las espaldas de los imputados ese pesado lastre.
La anulación lisa y llana de la denuncia, sin investigarla, echa en cambio un manto de sospecha, fortalece la suspicacia y siembra la desconfianza en torno al Memorándum de Entendimiento con Irán y al eventual traspaso de tecnología nuclear argentina a ese país, que es lo que parece estar en la raíz del giro que dio el Gobierno en la investigación del caso AMIA. 
Una paráfrasis de las palabras de la Presidente diría que un gran sector de la sociedad ya no tendrá certezas, pero siempre albergará dudas.
El fallo de los jueces Jorge Ballestero, Eduardo Freiler y Eduardo Farah estaba cantado. Nunca antes, ni siquiera durante el esplendor de la Justicia menemista, un fallo estuvo tan anticipado, incluso hasta con el detalle sobre cómo votaría cada juez, como el que dio el jueves la Sala I de la Cámara Federal. El juez Farah votó en total disidencia con sus pares sólo porque pudo soportar las intensas presiones de la Casa Rosada que exigía, con llamados telefónicos y visitas corteses de precandidatos presidenciales, un fallo unánime. 
Y está de más decirlo, pero es justo recordarlo: aunque no haya sido esa la intención de los jueces, el fallo era lo que el Gobierno esperaba. Calmó inquietudes, serenó ánimos y obró como un bálsamo sobre las heridas abiertas desde enero, cuando Nisman presentó su denuncia. Si esa denuncia era inocua, casi disparatada según se lee en el voto de uno de los jueces, ¿cómo fue que desató tal escándalo, tal temblor, tanta ira, tanto recelo en la Presidente y en el resto del Gobierno, que actuó siempre como si tuviese algo que ocultar?
Hay más preguntas todavía sin respuesta. ¿Cuál será el sector del “Partido Judicial” que denunció la Presidente en su discurso del 1° de marzo, que falló según lo que el Gobierno ansiaba? ¿Cuál esfera de “los jueces que se apartan de la Constitución y pretenden gobernar”, al decir de la Presidente, integran los magistrados de la Sala I de la Cámara Federal?
Aquel discurso en el Congreso, algo plañidero pero estudiado en su supuesto dramatismo, fue parte de una exitosa estrategia publicitaria, que encabezó la propia Presidente, por la que el Gobierno debe felicitarse. Consistió en destruir la figura de Nisman mientras estaba vivo, y sobre todo después de muerto, para borrar los efectos de su denuncia y para que su muerte, ya ligada de modo indeleble a la gestión presidencial, pesara menos a la hora de los balances.
La campaña también fue exitosa en otro punto: logró poner en un plano de igualdad los valores de denuncia, investigación y culpabilidad. Es un disparate jurídico que ignora la presunción de inocencia, pero al Gobierno le dio buenos dividendos esa fórmula que afirma que investigar al poder equivale a condenarlo y que, por lo tanto, el poder no debe ser investigado.
El fallo de la Cámara Federal también es un tiro de gracia para Nisman, aunque en lo técnico rechace la apelación del fiscal Germán Moldes contra el fallo del juez Daniel Rafecas. Que sus colegas Ballestero y Freiler hayan considerado que la larga imputación del fiscal es casi un desatino, que los votos hablen de orfandad probatoria, de antojadiza concatenación de diversos elementos, de engarce caprichoso de conversaciones telefónicas, suena casi a desdén en un fuero que ha investigado hasta denuncias anónimas. 

sábado, 28 de marzo de 2015

VARGAS LLOSA LAMENTA EL SILENCIO DE AMERICA LATINA ANTE VENEZUELA

VARGAS LLOSA, CON MITZY CAPRILES Y LILIAN TINTORI
Mitzy Capriles, esposa del alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, encarcelado por orden del Gobierno de Nicolás Maduro, se disculpa por sus lágrimas cuando Mario Vargas Llosa le cede la palabra. "Los vamos a sacar de esas rejas, les vamos a devolver la libertad", le prometió este jueves el Nobel de Literatura en la apertura del seminario América Latina: oportunidades y desafíos, organizado en la capital peruana por la Fundación Internacional para la Libertad, que él mismo preside. En el acto también intervino Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, preso desde hace un año en la cárcel militar de Ramo Verde, acusado de ser uno de los instigadores intelectuales de los disturbios en Venezuela que se saldaron con 43 muertos el pasado año.

MÁS INFORMA

El panel de este jueves llevaba el título de Venezuela y la libertad, pero no es la primera vez que el seminario da voz a la oposición venezolana. En la edición del año pasado, una de las oradoras principales fue la entonces diputada María Corina Machado, antes de que fuera suspendida de su cargo y que se le prohibiera salir del país.
Vargas Llosa entró al auditorio de la Universidad de Lima acompañando a la esposa de Ledezma, y pidió un aplauso para ella. Minutos después,la llegada de Tintori fue saludada por políticos e intelectuales de la región —como el excandidato presidencial brasileño Aécio Neves—, exiliados venezolanos —Óscar Pérez y Carlos Vecchio— y jóvenes residentes venezolanos en Lima.
Dirigiéndose a ambas, Vargas Llosa mostró su alegría porque, en sus palabras, "la primera ministra peruana, Ana Jara, las haya recibido y que el canciller les haya dicho palabras alentadoras, pero lamento profundamente que el presidente [Ollanta] Humala y [la primera dama] Nadine Heredia no les hayan abierto las puertas. He defendido a este Gobierno y lo sigo defendiendo y por eso critico una conducta impropia que no se corresponde con un Gobierno democrático". El auditorio reaccionó con aplausos.

¿Cómo se puede explicar o aceptar que Gobiernos que han nacido en elecciones democráticas se nieguen a condenar al Gobierno venezolano?
Vargas Llosa
El escritor peruano también reprochó el silencio de otros Gobiernos latinoamericanos. "Es natural que Cuba o Nicaragua no protesten, ¿pero cómo se puede explicar o aceptar que Gobiernos que han nacido en elecciones democráticas se nieguen a condenar al Gobierno venezolano y a mostrarse activamente solidarios con los millones de venezolanos que solo quieren para Venezuela lo que tenemos en nuestros países? Perú, Chile, Colombia, Uruguay: ¿dónde están las protestas de esos Gobiernos, cómo es posible que miren para el otro lado y actúen en complicidad con quienes están destruyendo a Venezuela convirtiéndola en una segunda Cuba?", cuestionó.
"A través de ustedes, a todos los resistentes venezolanos les pido perdón por esa inconducta de los Gobiernos democráticos latinoamericanos, por sus muy débiles convicciones democráticas cuando no una secreta complicidad con la dictadura venezolana. Cuenten con nosotros, movilicemos a las conciencias sensibles de nuestra América, que son muchas, tan mal representadas por esos Gobiernos incapaces de mostrarse a la altura de esa democracia que los ha llevado al poder", añadió Vargas Llosa.
La esposa del alcalde de Caracas agradeció la solidaridad del escritor y aseguró que "Venezuela no necesita un obituario de la muerte de su democracia, sino que reclama solidaridad con sus jóvenes y trabajadores. Al borde del abismo estamos, pero vamos camino al consenso", aseguró. Mitzy Capriles leyó un fragmento de una carta escrita por Ledezma en su tercer día de prisión, en la cual el político asume "como un honor estar reducido en el cuerpo", pero no en las ideas ni en la conciencia.

Cuenten con nosotros, movilicemos a las conciencias sensibles de nuestra América, representadas por esos Gobiernos incapaces de mostrarse a la altura
Vargas Llosa
En el cierre del acto, Lilian Tintori recordó que el pasado domingo a Capriles le impidieron visitar en la cárcel a su esposo, en represalia por la gira que la llevó a España la semana pasada, y anunció que juntas seguirán dando a conocer la situación de Venezuela en Argentina, Chile y Uruguay.
"Estamos aquí por los 62 presos políticos. Eran 63, pero uno se suicidó después de que le hostigaran y le amenazaran con trasladarle a una cárcel común. Ha habido 43 muertos el año pasado. Tenemos un 70% de inflación. No solo nos encontramos con los venezolanos en las colas por el pollo o la leche para los niños, sino que no hay medicamentos", describió Tintori, como lo había hecho el miércoles en un foro en el Congreso peruano. "¡El que se cansa, pierde!: vamos a liberar a Venezuela", dijo animada, una vez más, la esposa de López.
En el seminario, que durará dos días, también participarán los expresidentes de Uruguay Jorge Batlle, y de Colombia Andrés Pastrana, la exministra de Defensa de Colombia Marta Lucía Ramírez, así como los españoles Pedro Schwartz y Antonio Escohotado, y el chileno Arturo Fontaine.
Las esposas de los dirigentes venezolanos presos cerraron este jueves tres días de estancia en Perú, en los que han recibido el respaldo de líderes políticos como la excandidata presidencial demócrata-cristiana Lourdes Flores, y los expresidentes Alan García y Alejandro Toledo. (El Pais)

viernes, 27 de marzo de 2015

HABLA EL HOMBRE QUE BEATRIZ ROJKES LO LLAMO VAGO

"Yo lo único que le pedía era máquinas", contó Cristian, cuya vivienda de la localidad El Molino, al sur oeste de la provincia, fue arrasada por el temporal. "Lo poco que uno tenía se lo ha llevado todo, ni una silla, no tenemos nada, ni una taza de té", agregó.
En diálogo con Todo Noticias, Cristian se refirió al reclamo que le hicieron a la senadora y su posterior respuesta: "Pedazo de animal, vago de miércoles".
"La solución para nosotros son las máquinas y es ahí donde se enoja conmigo y me empieza a decir cosas. Ahí le digo que parece que a ellos no les importa, son las dos o tres de la mañana y uno está,  no dormimos", dijo, en referencia al drama que viven los afectados por el temporal.
Tras el escándalo, Rojkés de Alperovich intentó disculparse por haber insultado, durante una entrevista en radio América, aunque también justificó su actitud debido a que son episodios que le suelen ocurrir en sus recorridas porque le mandan "gente a molestar".

jueves, 26 de marzo de 2015

LA CARTA K DE NEGOCIACIÓN CON LOS JUECES

Hay un proyecto de ley de implementación del nuevo Código Procesal Penal que está circulando con vértigo en los despachos de Comodoro Py. Se trata de un requisito indispensable para que aquella norma, tan cara al propósito de Cristina Fernández de “democratizar” la Justicia, tenga vigencia en el tiempo y la forma pretendida. Es decir, antes de que el 10 de diciembre concluya su segundo mandato.
Un interrogante normal frente a ese panorama podría ser: ¿por qué razón tanto interés en los Tribunales sobre un proyecto que debe resolver y votar el Congreso? Porque escarbando en la complejidad de su texto se podrían extraer, a priori, dos conclusiones. La aplicación progresiva a partir de agosto próximo, prometida por el kirchnerismo, sería sólo una forma de distracción que le permitiría garantizarse a futuro de resortes básicos. También podría entenderse, en esta transición anegada de causa judiciales –la mayoría por corrupción– como un puente de negociación con los jueces federales encargados de sustanciar la mayoría de ellas.
Aquel proyecto de implementación exhibe ciertos tópicos llamativos. Lo primero que podría advertirse es que el Código Procesal Penal entraría a regir sólo para la Justicia de Instrucción y en apenas un cuarto del territorio de la Ciudad de Buenos Aires. Sucedería que durante un año (hasta agosto del 2016) 16 jueces de Juzgados de Garantías y 8 Tribunales Nacionales de Juicio se verían enfrentados a dos códigos, el nuevo y el viejo. Simplemente porque en el distrito porteño la Policía Federal y la Metropolitana actúan con dos sistemas procesales. Si hace falta aún mayor enredo bastaría con una recordación: hay un proceso en marcha, lento como todo, de traspaso de la Justicia Nacional a la órbita de la Justicia de la Ciudad.
¿Para qué podría servirle esta aparente disección de la puesta en marcha del nuevo Código al Gobierno? Por un lado, para la designación de fiscales propios en lugares clave, como había pretendido la procuradora Alejandra Gils Carbó y frenado las medidas cautelares. Por otro, para dejar por ahora fuera de la implementación a los jueces federales. Esos magistrados pusieron el grito en el cielo cuando se notificaron de una novedad: que cederían sus facultades investigativas a los fiscales. Eso podría tener múltiples interpretaciones. Desde la supuesta afectación laboral hasta el daño ético. Pasando también, por supuesto, por el terreno económico.
La duda central radica en saber por qué motivo el Gobierno estaría dispuesto a realizar tal concesión a los magistrados federales. ¿Un descuido en la implementación? Difícil de creer. ¿Un respeto a la protección de los intereses de los jueces (el control de los sumarios) a cambio de alguna compensación? El tiempo, a lo mejor, irá develando ese enigma. Hay innumerables causas en danza que golpean al kirchnerismo. La resolución de ellas, en uno u otro sentido, podría brindar indicios más o menos firmes.
La ambigüedad imperante permitió que en los últimos días volvieran a arreciar viejos rumores. El primero: aquel encuentro entre Ricardo Lorenzetti, y Carlos Zannini, el secretario Legal y Técnico. O un diálogo discreto del abogado de Rafaela con el secretario de la Presidencia, el camporista Eduardo De Pedro. Especies desmentidas siempre en el cuarto piso del edificio de Plaza Lavalle.
Fuentes confiables de Comodoro Py apuntarían a otro negociador con el poder K de menor jerarquía que los cortesanos. Aseguran que Rodolfo Canicoba Corral vende entre sus colegas como un “gesto de paz y amistad” del Gobierno la recortada entrada en vigencia de la ley de implementación. A Cristina le importa una sola cosa: que Claudio Bonadio no progrese con la causa Hotesur, la empresa que administra la cadena hotelera patagónica, propiedad de la familia Kirchner. Allí algunas sombras caen sobre Máximo, el hijo de la Presidenta. Le importaría menos la suerte de Amado Boudou por el escándalo Ciccone, aunque preferiría que detone recién en el 2016, cuando ya no esté en la Casa Rosada y posea el apañamiento de eventuales fueros. Ariel Lijo, que sustancia aquella causa, está dispuesto a fogonearla. Aunque, como buen cristiano, nunca deja de atender las recomendaciones que oyó en el Vaticano de parte del papa Francisco: “Hay que ayudar a que Cristina termine bien”, repite.
La urgencia, ahora mismo, tiene que ver con Alberto Nisman. Primero con la denuncia por encubrimiento terrorista –por el atentado en la AMIA y el pacto con Irán– que el fiscal formuló contra la Presidenta y el canciller Héctor Timerman antes de morir. Después, bastante más rezagado, con el misterio del suicidio o del crimen.
Faltarían pocos días –u horas, a lo mejor– para que la Sala I de la Cámara Federal resuelva sobre la apelación del fiscal Gerardo Pollicita contra la desestimación de la denuncia que hizo Daniel Rafecas. Dicha apelación resultó avalada por el fiscal de Cámara, Germán Moldes, quien opinó que no podría clausurarse una denuncia de semejante gravedad –que derivó en una muerte misteriosa– sin hacer alguna de las 46 pruebas que solicitó Pollicita.
Nadie se estaría preocupando en el kirchnerismo sobre los jueces Eduardo Freiler y Eduardo Farah, de la Cámara que debe resolver. Tendrían posición tomada en contra y a favor de la apelación, en ese orden. La incógnita sería Jorge Ballestero, aunque la diputada del PRO, Laura Alonso, anticipó que su voto sería favorable al Gobierno. Al ser consultada, Alonso respondió: “No se trata de una presunción. Es una información”, subrayó. Sobre ese magistrado habrían convergido muchos influyentes. Entre otros, dos empresarios hoteleros amigos de Daniel Scioli. De ser veraz ese voto de Ballestero, quedaría sin efecto la imputación por encubrimiento terrorista contra Cristina con un fallo dividido y una oleada de sospechas. Las que circulan aquí y las que se han esparcido por el mundo, con el oscuro vinculo entre la Argentina, Venezuela e Irán. No sería la despedida mas honrosa para la dama.
También está pendiente la decisión de la Cámara de Casación Penal –estimada para el 8 de abril– sobre la inconstitucionalidad que la misma Sala I de la Cámara Federal dictó contra el Memorándum de Entendimiento. Allí las posturas (por ahora la de los jueces Juan Carlos Gemignani y Luis Cabral) no estarían definidas. Pero la posibilidad de que el pacto sea declarado constitucional derrumbaría, quizás definitivamente, el presunto encubrimiento denunciado por Nisman. En esa dirección trabajan también los misioneros kirchneristas en la Justicia.
Como corolario para un final feliz, Cristina requeriría que la muerte del fiscal quede caratulada como suicidio. O, si fuera imposible, que se extravíe en las tinieblas. La tarea K de destruir la imagen de Nisman no conoce de claudicaciones. La fiscal kirchnerista Cristina Camaño disparó barbaridades en contra del fiscal muerto. Blandió de nuevo la seguridad de que al verse en una encrucijada habría optado por pegarse un tiro. Habrá que ver cuánto la fiscal Viviana Fein puede resistir la previsible embestida oficial. También, de qué manera la jueza Sandra Arroyo Salgado, ex esposa de Nisman, consigue consolidar sus pruebas y argumentos sobre el magnicidio.

miércoles, 25 de marzo de 2015

AQUEL DIA QUE EL ENORME FANGIO GANO EN MAR DEL PLATA


Fragmento de la entrevista publicada en LA NACION en febrero de 1989
Por Germán Sopeña
¿Qué hace de Juan Manuel Fangio un hombre fuera de lo común? Aunque suene paradójico, un formidable sentido común. Posee esa cualidad en sentido superlativo. Que le sirvió tanto para ganar cinco campeonatos mundiales de Fórmula Uno como para impresionar a cualquier interlocutor por la precisión y justeza de sus palabras.
Hace exactamente 40 años su carrera deportiva dio el salto mayor. Ese día ganó en Mar del Plata frente a Ascari, Villoresi, Farina y todos los grandes del automovilismo europeo que llegaban a la Argentina para las primeras "temporadas internacionales". Pero lo hizo con la naturalidad de quien esperaba ese momento totalmente seguro de sí mismo. Pocos meses después, elegido por el Automóvil Club Argentino para correr en Europa, ganó cuatro grandes premios consecutivos -San Remo, Marsella, Albi y Perpignan-, provocando uno de los mayores impactos que se recuerden en el deporte argentino.
En pocos años más, como dominador absoluto de la Fórmula 1, en cualquier auto que condujera, Fangio se convirtió en un símbolo mundial de la maestría al volante. Se transformó también en uno de los argentinos más célebres del siglo. Y conviene reparar en cada una de sus respuestas para advertir hasta dónde puede ser sorprendente la combinación de equilibrio, responsabilidad y esfuerzo personal. Para quienes suponen, por otra parte, que el sentido común no se concilia con las utopías o los proyectos audaces, ningún desmentido es mejor que las proezas en los circuitos o su capacidad de haber sido un modesto mecánico de Balcarce o directivo de una de las grandes empresas mundiales sin perder un ápice de su sencillez. Sus juicios sirven para comprender por qué Fangio es la figura mundial que es, a más de 30 años de su retiro definitivo de las pistas.
-Hace 40 años, al ganar en el circuito de Mar del Plata frente a los mejores pilotos europeos, se inició una trayectoria internacional que le brindó en diez años, cinco campeonatos del mundo. ¿Fue una sorpresa para usted ganarle ese día de 1949 a los grandes del automovilismo mundial?
-La verdad es que yo no creía que podía ganar. Pero había hecho el mejor tiempo en las pruebas de clasificación y sabía muy bien cómo largaba la carrera don Pancho Borgonovo. En aquel tiempo no se largaba con luz verde, sino que un largador bajaba la bandera para dar la orden. Borgonovo ponía la mano en alto y en los últimos cinco segundos iba contando con los dedos. Cuando ya estaba por bajar el último dedo, yo me dije: largo ya para llegar primero a la curva del cabo Corrientes. Sabía que en la zona del mixto no se podía pasar y que lo importante era estar adelante. Largué en punta y al cabo de varias vueltas me di cuenta de que también podía ganar la carrera, si no se rompía el auto. Cuando faltaban unas quince vueltas para terminar tuve una preocupación, porque se me rompió el caño de escape, que quedó colgando. Para evitar que se trabara y rompiera algo abajo del auto logré desprenderlo con la mano, en marcha, y gané. Eso sí, me quedé sordo por un mes, por el ruido del motor sin el caño de escape.
-¿Ese triunfo le dio la confianza necesaria para ir a correr a Europa?
-La carrera de Mar del Plata, como la de Gálvez en Palermo, sirvió para demostrar que les podíamos ganar a los europeos. Pero la verdad es que me tenía confianza porque sabía que el equipo del Automóvil Club Argentino tendría autos similares a los mejores. En aquella época, un particular podía disponer de los mismos autos que tenía el equipo de la fábrica que los producía. Yo mismo trabajaba como mecánico en mi auto y sabía que podíamos ganar. Me tenía confianza, pero no estaba totalmente seguro de la efectividad de los mecánicos, así que prefería revisar todo personalmente. La noche antes del debut en Europa, en San Remo, desarmé el motor y cambié los metales del cojinete de una biela porque tenía la impresión de que el motor se había "agarrado". Efectivamente, estaba a punto de fundirse. Lo reparé y así pude ganar mi primera carrera en Europa.
-¿Qué impresión le produce saber que a partir de esa carrera en Mar del Plata usted se convirtió en uno de los argentinos más famosos del siglo?
-Creo en el destino y en la suerte, que son dos cosas que van unidas. He sido un hombre de suerte. Hubo muchos que podrían haber hecho lo que yo hice. Pero cuando el Automóvil Club Argentino decidió ir a correr a Europa con un equipo me eligieron a mí, junto con Benedicto Campos, y tuve la suerte de poder empezar en las mejores condiciones. El Gobierno también nos ayudó: nos dio un pasaporte diplomático y un sueldo de 3000 dólares a cada uno, con lo cual hicimos un pozo común y pudimos comprar un segundo camión para el equipo. Y cuando gané varias carreras seguidas todo se hizo más fácil.
-Si dejamos la suerte de lado, ¿qué le permitió obtener todo lo que consiguió?
-Siempre me preguntaban qué porcentaje de importancia se le adjudicaba al auto y al piloto. Mi cálculo era el siguiente: 75 % era el auto y el grupo humano que trabajaba alrededor de él, y el 25 % restante el piloto y la suerte. Las carreras se pierden por pequeños detalles, y por eso es muy importante que el mecánico trabaje a gusto con el corredor.
-¿Cómo mide el esfuerzo personal?
-Lo más importante es la responsabilidad del hombre. Es muy fácil parar cuando uno está cansado. Me acuerdo de aquel día, de un calor terrible, que corrimos en Buenos Aires [Gran Premio de la República, 16 de enero de 1955]. Mi auto, el Mercedes, era un poco más pesado que las Ferrari y las Maserati, y estaba preocupado por eso. Opté entonces por una táctica arriesgada: largué la carrera en punta para imponer el ritmo más fuerte posible. Así, el cansancio físico fue agotando a mis rivales y se quedaron atrás, dándome entonces el respiro necesario para poder regular mis fuerzas. No es que yo fuera más fuerte que ellos, pero me había preparado mejor. Durante los dos meses previos, me entrenaba jugando al fútbol en la playa con chicos de 20 años; yo tenía por entonces 43. Recuerdo que pensé lo siguiente: debo hacer de cuenta que estoy perdido en la nieve, si me paro me muero, debo seguir hasta el final. Llegó un momento en que pasó el punto crítico, a pesar de que me estaba quemando una pierna por el contacto con los tubos calientes que estaban en el interior de la carrocería. Equivocadamente, me había puesto un pantalón liviano que, con el viento, se levantaba y dejaba la pierna al descubierto. Todavía tengo las marcas de las quemaduras en la piel de la pierna derecha, obligada siempre a la misma posición para apretar todo el tiempo el acelerador. Desde el box, el director del equipo, Alfred Neubauer, me hacía señas para que parara y me reemplazara otro piloto, porque Moss se había detenido, insolado. Pero yo me hacía el que no me daba cuenta de la indicación. Ya había pasado el momento crítico. Uno se rehabilita a sí mismo cuando pasa la crisis más terrible.
-¿El resultado de un gran control metal?
-Yo creo que es la fuerza de voluntad.
-¿Por qué cree que dispone de esa gran fuerza de voluntad? ¿Educación familiar, producto de una época distinta?
-Bueno, mi padre era así. Era de esos hombres que hacían frente a la situación. En épocas en que no había radio ni televisión, él solía juntar a sus hijos para explicarles que sin sacrificio no se puede hacer nada. Aprendí así.
-Me gustaría trasladar la reflexión a lo siguiente: cuando usted observa las dificultades de un país como la Argentina, ¿concluye que mucho se debe a una falta de esa "cultura del esfuerzo"?
-Seguro. Cuando fui a ver el pueblo de mi abuelo, en Italia, me di cuenta de que ese hombre había tenido la voluntad de hacer algo para superar esa situación de pobreza en la que vivía. Se vino a la Argentina y salió adelante, como muchos otros que vinieron con el deseo de mejorar. Sin ese deseo no se llega. Es más cómodo pararse al costado. Para llegar hace falta sacrificarse. Pero la recompensa siempre lo aguarda a uno.
-Mucha gente no comprende por qué hay seres humanos que arriesgan su vida en una carrera.
-Nunca consideré el riesgo del automóvil. Tampoco soy un hombre corajudo. La gente cree que todo es cuestión de coraje, y está equivocada. Los corajudos no cuentan su historia. La cuestión es tener confianza en sí mismo, y en lo que uno tiene en sus manos. Todos tenemos nuestro límite y hay que conocerlo bien para no correr el riesgo inútil.
-¿Qué le atrajo entonces del automovilismo si no era el riesgo?
-Desde muy chico me gustaron los automóviles. Para mí, éstos y los motores no son una cosa inerte. Es como un ser que tiene vida y que responde según uno lo trate. Por eso aprendí, desde chico, que tratando bien al auto uno no tiene disgustos con él, sino todo lo contrario. Y siempre me gustó andar rápido, pero no voy totalmente a fondo, porque sé que a velocidad máxima castigo la mecánica. Por eso, en todas las carreras en que participé lo primero que hacía era preguntar a los ingenieros o a los mecánicos en qué régimen de revoluciones se encontraba el pico de la curva de potencia. Me ayudó siempre haber sido mecánico y pensar en todo momento en cómo usar el auto para que no se deteriorara.
-En el terreno internacional, ¿a quién recuerda como el piloto más veloz?
-De lo que yo vi, el que más me gustó fue Jim Clark. Este hombre daba la impresión de que iba despacio, pero sus tiempos marcaban récords. Jackie Stewart, otro gran piloto, también podía hacer el tiempo de Clark, pero, para ello, tenía que arriesgar mucho más, exigir más al auto, y a sí mismo. Clark llegaba a un circuito, daba tres o cuatro vueltas y ya establecía un tiempo récord.
-Usted comenzó a correr en Europa a los 38 años, una edad que hoy parece imposible para empezar una carrera deportiva en el más alto nivel. ¿Qué hubiera pasado si empezaba más temprano?
-Vaya uno a saber. De todos modos, correr en auto, si bien es un deporte, permite hacerlo en una etapa en la que el hombre tiene su máximo rendimiento, entre los 35 y los 45 años. A diferencia de otras actividades que exigen más del físico, el automovilismo es un deporte de máxima concentración mental. Eso sí: no se gana hablando en el automovilismo. Así le dije una vez al rey de Inglaterra la primera vez que corrí el gran premio británico. El rey se acercó a saludar, yo no hablaba inglés. Él se mostró sorprendido, y entonces le pedí a un intérprete que apareció de inmediato: "Dígale a su majestad que me disculpe, pero para manejar no necesito hablar". Pero es cierto que hoy las cosas han cambiado: no se puede correr un auto, como no se puede ser aviador, si uno no habla inglés.
-¿Esa capacidad de concentración mental que menciona se debía a una característica personal, a un temperamento que muchos juzgaban como frío o distante?
-No lo sé. Creo que tenía una costumbre que era la de no estar siempre en el mismo ambiente; si era posible me distraía con algo distinto. Muchas veces antes de una carrera importante me iba a un cine, para no estar todo el tiempo pensando en lo que tenía que hacer al día siguiente en la pista. Y mi otra costumbre era irme a dormir temprano, porque sabía que el cuerpo necesitaba estar perfectamente descansado para el esfuerzo.
-¿Es cierto que rechazó una vez, en vísperas del Gran Premio de Mónaco, la compañía de Brigitte Bardot para evitar acostarse tarde, y que la oportunidad fue bien aprovechada por Charlie Menditeguy?
-No, no era Brigitte Bardot la mujer en cuestión. La confusión se produce porque sí es cierto que el agente de Brigitte Bardot, la que entonces empezaba su carrera, pensó que ante la coincidencia entre el GP de Mónaco y el Festival de Cannes podía ser un buen golpe publicitario organizar una comida de Bardot conmigo. Pero yo rechacé esa invitación y le dije a Charlie Menditeguy si no quería ir en mi lugar. Fue. y volvió a las cuatro de la mañana. Al día siguiente el pobre no andaba muy bien y yo, en cambio, gané la carrera.
-¿Qué recuerdo conserva de una relación que pareció inevitable, en aquella época, entre política y deporte?
-En ese momento, la política me ayudó. Pero yo creo que le devolví como correspondía. En realidad, esa responsabilidad personal frente a una deuda por el apoyo que me habían dado fue una cosa constante en mi carrera. Cuando empecé lo hice gracias a un grupo de amigos de Balcarce. Me sentí obligado por ellos, porque habían hecho una suscripción popular para pagar los gastos del auto de carrera. Después fueron el Automóvil Club Argentino y el Gobierno los que me dieron su apoyo y la confianza en que yo podía obtener resultados. Y más tarde, cuando ya había ganado mi primer campeonato del mundo, fueron las fábricas las que me ayudaron. Si una fábrica le da a uno un auto de Fórmula 1, le está confiando un enorme capital. Uno no puede darse el lujo de cometer un error que eche todo a perder. Lo mismo pasó cuando la política estuvo muy ligada al automovilismo a fines de los 40 y principios de los 50.
-¿Cómo se transformó después de su retiro en un hombre de empresa?
-Siempre fui un empresario natural, desde los 22 años, cuando puse mi taller mecánico propio. Al poco tiempo puse también la estación de servicio YPF, agrandé el taller; siempre tuve la iniciativa personal, que es la base de una empresa. Y cuando empecé a ganar carreras no pensaba en los premios que podía ganar corriendo, sino en que toda mi empresa podría andar mejor gracias a los resultados deportivos que pudiera obtener.
-¿Le faltó hacer algo en la vida?
-Si no tenemos un proyecto, nos quedamos en seguida. Siempre hay algo por hacer. Me acuerdo de que cuando tuve el primer infarto, el médico me dijo: "Mire, Fangio, no vaya a creer que usted está inútil. Encare los problemas con más tranquilidad, pero encárelos. Si se queda, se enferma de otra cosa". Así lo hago, y aquí estoy. Cuando me ofrecieron el cargo de presidente de Mercedes Benz Argentina dije que no podía hacer algo que no sabía. Pero la Daimler Benz insistió y entonces fui a Alemania y pedí solo una cosa: colaboradores de primera línea, con tres cualidades: fuerza, capacidad, honestidad. Con esas tres condiciones se hace todo.

LA EPICA K QUE TERMINO EN TURISMO


  • Ayer se cumplieron 39 años de la llegada al poder de la más sangrienta dictadura que sufrió el país. Hace nueve, en el Congreso, al manifestar su desacuerdo con la ley que establecería como feriado el 24 de marzo, Rodolfo Terragno explicó que la palabra feriado “proviene de fiesta y tiene una connotación festiva”. Y puso como ejemplo un dato: “Los franceses no celebran el día de la caída de París, sino el 8 de mayo, la Fete de la Libération”, dijo sobre la jornada en la que concluyó la ocupación nazi. Lo cierto es que este fin de semana largo, miles y miles de argentinos que habitualmente hacen turismo han elegido las playas u otros paisajes placenteros no como jornada de reflexión sobre el significado de la fecha, sino como un día más de esparcimiento. El Gobierno usó en el verano el argumento de los balnearios repletos como reflejo de una presunta prosperidad de los argentinos. Sin embargo, hasta datos oficiales refutan la manipulación de la propaganda: más del 50% de los argentinos no pudieron salir de vacaciones porque la plata no les alcanza. Relato y realidad.
Más allá de eso, no parece el feriado propicio para la épica de los derechos humanos que los Kirchner pretendieron plantar como bandera exclusiva en la arena política, ignorando incluso el histórico juicio a las Juntas Militares, que impulsó Raúl Alfonsín. Fue el oficialismo el que motorizó que se invista la conmemoración del 24 de marzo con la condición de feriado nacional, uno más del festival de jornadas no laborables. No hubo unanimidad, aunque sí suficiente consenso parlamentario para transformar el feriado en ley como Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia. El proyecto oficial se votó el 16 de marzo de 2006 y le dio carácter de feriado nacional “inamovible” a la conmemoración de aquel crepuscular golpe de Estado. El Senado venía de darle media sanción con 34 votos a favor, 17 en contra y 4 abstenciones, luego de un largo debate. Y en Diputados tuvo el aval de 123 legisladores, 36 en contra y 11 abstenciones. Entre quienes se opusieron hubo importantes referentes de los organismos de derechos humanos.
Como cuadra al estilo K, que entonces asomaba con cierta timidez, Néstor Kirchner consiguió la sanción en menos de una semana, ante la cercanía de los 30 años del golpe, con el propósito de armar un acto multitudinario. Fue uno de los últimos en los que familias enteras participaron de un nuevo y rotundo “Nunca más” al horror militar. De a poco el kirchnerismo se apropió de la fecha y le dio color partidario, hasta transformarla en lo que no debería ser: una escapada turística “al lugar en el mundo” de cada uno, ya en las playas bonaerenses o en las otrora tierras fiscales de El Calafate.

lunes, 23 de marzo de 2015

AQUELLA LARGA NOCHE DEL 24 DE MARZO DEL 76


El alzamiento cívico-militar perpetrado el miércoles 24 de marzo de 1976 comenzó su preparación con mucha anticipación. Para entonces, la Argentina era el único país del Cono Sur que mantenía un régimen democrático, en tanto que todos los países vecinos estaban gobernados por dictaduras militares (Hugo Banzer en BoliviaErnesto Geisel en BrasilAugusto Pinochet en ChileAlfredo Stroessner en Paraguay y Juan María Bordaberry en Uruguay), sostenidas por los Estados Unidos en el contexto de la Doctrina de seguridad nacional. Aunque la represión política comenzó antes del golpe —la llamada «Guerra Sucia»— con el Operativo Independencia, ésta se extendió e intensificó durante la dictadura de Videla, resultando en lasdesapariciones forzadas de un número de víctimas cifrado entre 8 000 y 30 000
El golpe de Estado había sido planeado desde octubre de 1975 y el Departamento de Estado de los Estados Unidos sabía de los preparativos dos meses antes de que ocurriera. Es posible que la conducción de Montoneros supiera de la proximidad del golpe incluso con mucho más detalles que la sospecha generalizada.
Mario Eduardo Firmenich, el entonces jefe de la organización guerrillera, dijo sobre ello:
No hicimos nada por impedirlo porque, en suma, también el golpe formaba parte de la lucha interna en el movimiento Peronista.

Preludios

El 1 de julio de 1974, el presidente Juan Domingo Perón falleció a los 79 años. Fue sucedido por su esposa María Estela Martínez de Perón, que no logró contener la cada vez más deteriorada situación política y social del país.
El 5 de febrero de 1975, se dio inicio al Operativo Independencia, una intervención militar al estilo de Vietnam con el objetivo de aniquilar a los bastiones de la guerrilla en la selva de Tucumán, que probablemente habría mantenido una presencia en la zona desde mayo de 1974. En octubre, el país fue dividido en cinco zonas militares, y a cada comandante se le dio carta blanca para desatar una cuidadosamente planificada ola de represión.
El 18 de diciembre, el sector ultranacionalista de la Fuerza Aérea se sublevó y llevó a cabo un fallido intento de golpe de Estado, con el objetivo de derrocar a Isabel. Un número de aviones despegaron de la base aérea de Morón y ametrallaron la Casa Rosada. La rebelión sólo pudo ser detenida día 22, mediante el arbitraje de un capellán. Sin embargo, el Ejército tuvo éxito en desplazar al comandante de la Fuerza Aérea, Héctor Fautario, último oficial leal a Isabel y receptor de duras críticas desde el Ejército y la Marina por su vehemente oposición a sus planes represivos, y por no movilizar a la fuerza aérea contra la guerrilla en Tucumán. Crucialmente, él era el último obstáculo de Videla en el camino hacia el poder.
Para enero de 1976, el destino de Argentina estaba sellado. El frente guerrillero en Tucumán estaba prácticamente diezmado, y las Fuerzas Armadas —que gozaban del total apoyo por parte de Estados Unidos y la élite local— esperaban el momento oportuno para derrocar al gobierno.
Poco antes de la 01:00 de la mañana, la presidenta Isabel fue detenida y llevada en helicóptero a la residencia de El Messidor. A las 03:10, fueron ocupadas todas las estaciones de televisión y radio; se cortó la programación regular y se emitió el primer comunicado:
Comunicado número uno de la Junta de Comandantes Generales: Se comunica a la población que a partir de la fecha, el país se encuentra bajo el control operacional del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Se recomienda a todos los habitantes el estricto acatamiento a las disposiciones y directivas que emanen de autoridad militar, de seguridad o policial, así como extremar el cuidado en evitar acciones y actitudes individuales o de grupo que puedan exigir la intervención drástica del personal en operaciones. Firmado: Teniente General Jorge Rafael Videla, Almirante Emilio Eduardo Massera y Brigadier Orlando Ramón Agosti.
Se implementaron el estado de sitio y la ley marcial, y se estableció el patrullaje militar en todas las grandes ciudades. Durante ese primer día, cientos de trabajadores, sindicalistas, estudiantes y militantes políticos fueron secuestrados de sus hogares, lugares de trabajo o en la calle

UN GRANDE ENTRE LOS MAS CHICOS



Repitiendo la receta de la presentación anterior en San Luis, Pablo Peláez volvió a mostrarse como el gran animador de la Clase RC5. Esta vez fue en el sur, en un terreno en el que los pilotos patagónicos asomaban como grandes candidatos.
Pero con el Ford Ka de su propia escuadra y la compañía de Daniel Leguizamón, Peláez se adueño de los tres tramos disputados el sábado (al igual que lo hecho en tierras puntanas) para comenzar a marcar el camino de entrada y luego ratificar su dominio en la jornada siguiente, ganando otros dos parciales y manteniendo a raya a sus rivales.
"Fue un gran fin de semana. Tuvimos un susto cuando se nos soltó una manguera de agua el sábado, pero después todo perfecto. Este nuevo triunfo nos viene bien porque hacemos mucho esfuerzo; somos un equipo humilde pero con mucha pasión", indicó el vencedor, que se escapa en la cima del torneo.
Quien lo escoltó en esta oportunidad fue el experimentado Mauro Debasa, quien regresó a la divisional y tuvo un buen rendimiento en escenarios que conoce a la perfección (el de Catriel consiguió ganarle la segunda etapa a Peláez), al igual que su hermano Maximiliano, que con otro Renault Clio completó el podio. Por su parte, el cordobés Roberto Canale (Ka) y el tucumano Pablo Morán (Ka) terminaron cuarto y quinto, respectivamente.

Clasificación RC5 Rally de Cutral Co
1-Pablo Peláez/Daniel Leguizamón (Ford Ka) 1:31.06.3
2-Mauro Debasa/Rubén Javier (Renault Clio) +26.7
3-Maximiliano Debasa/Maximiliano Serer (Renault Clio) +1:44.9
4-Roberto Canale/Juan Pablo Carrera (Ford Ka) +3:35.6
5-Pablo Morán/Pablo Monasterolo (Ford Ka) +11.41.6

Campeonato RC5: 1-Pelaez, 89 puntos; 2-Morán, 59; 3-Mauro Debasa, 39; 4-Medrano, 36; 5-Maxi Debasa, 28; 6-Canale, 26; 7-Gianaschi, 21; 8-Bottazzini, 17; 9-Abarca, 9; 10-Álvarez, 5; 11-González, 4.