A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

martes, 30 de junio de 2015

ADVERTENCIA DE PERON A MONTONEROS POR LA TRIPLE A


Por Juan Brodersen
Mucho había cambiado en la Argentina el día que Juan Domingo Perón volvió al país luego del exilio. La relación con Montoneros, actor clave en la repatriación del líder, se fue tensando cada vez más en el tironeo con la vieja guardia sindical que ostentaba el carnet vitalicio del movimiento peronista. El 17 de noviembre de 1972 el General se encontró con un país distinto, con niveles de violencia política actualizados a los tiempos que corrían. Y fue entonces cuando empezó a enviarle ciertos mensajes a aquellos jóvenes que habían posibilitado su propio regreso.
Perón y la Triple A, de Sergio Bufano y Lucrecia Teixidó, editorial Sudamericana, destaca "las 20 advertencias que Perón fue lanzando a Montoneros desde la vuelta al país hasta su muerte". La hipótesis del libro es contundente: la Alianza Anticomunista Argentina -conocida como la Triple A- no fue una creación aislada del entonces ministro de Bienestar Social, José López Rega, sino una concepción que ya estaba en la cabeza de Perón.
Leé cinco extractos de las advertencias más fuertes del líder del justicialismo a los Montoneros:
I. Mantener a Montoneros lejos del Estado
Consciente de que el pedido de cordura y madurez solicitado desde España había caído en saco roto, y que la solicitud de mantenerse"dentro del mayor orden y tranquilidad" durante el acto de recibimiento terminó con numerosos muertos y heridos, Perón hizo una advertencia, la primera de las veinte que lanzó desde su llegada hasta el día de su muerte. Fue el 21 de junio de 1973, al día siguiente de su arribo a la Argentina y después de haber sido informado de los sucesos ocurridos en Ezeiza y de quiénes conformaban los dos bandos que participaron.
En ese, su primer discurso, tomó partido por quienes estaban en el palco oficial y dispararon sus armas contra los montoneros que intentaban copar la primera fila del palco. La advertencia fue explícita: "Los que ingenuamente piensan que pueden copar a nuestro Movimiento o tomar el poder que el pueblo ha reconquistado, se equivocan. Ninguna simulación o encubrimiento, por ingeniosos que sean, podrán engañar a un pueblo que ha sufrido lo que el nuestro. [...] Por eso, deseo advertir a los que tratan de infiltrarse en los estamentos populares o estatales, que por ese camino van mal". Montoneros había logrado una considerable participación en las administraciones nacionales y provinciales y a ellas se refería con el término infi ltración.
Los enemigos de afuera eran fácilmente identificables en su discurso: los imperialismos de uno y otro signo, los grandes monopolios internacionales, los capitales salvajes especuladores, entre otros. ¿Pero quiénes eran los enemigos de adentro? Faltaba identificarlos y Perón —un hombre astuto que sabía elegir las palabras— lo hizo expresamente para que no quedaran dudas: "Los peronistas tenemos que retornar a la conducción de nuestro Movimiento. Ponerlo en marcha y neutralizar a los que pretenden deformarlo desde abajo o desde arriba. Nosotros somos justicialistas. Levantamos una bandera tan distante de uno como de otro de los imperialismos dominantes [...] No hay nuevos rótulos que califiquen a nuestra doctrina ni a nuestra ideología".
La consigna de "patria socialista" coreada por Montoneros quedó al desnudo y el mensaje de Perón fue claro y directo a todos los argentinos.

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II. Ni yanquis ni marxistas, peronistasEl 1° de octubre Perón pronunció un discurso ante los gobernadores de todo el país. Perón comenzó su discurso afirmando que "el asesinato del secretario de la Confederación General del Trabajo no es sino la culminación de una descomposición política, que los hechos han venido acumulando a lo largo de una enconada lucha, que influyó sobre algunos sectores de nuestra juventud, quizás en momentos justificada, pero que hoy amenaza con tomar caminos que divergen totalmente de los intereses esenciales de la República Argentina por los cuales nosotros hemos de luchar a la altura de la responsabilidad que tenemos".
La frase "quizás en momentos justificada" con seguridad remitía al aliento que desde su exilio en España había otorgado a los movimientos armados, especialmente a Montoneros. Ahora, de regreso en la Argentina, se encontraba con que aquella "juventud maravillosa" no respondía a sus órdenes ni respetaba la voluntad de la mayoría de los ciudadanos que lo habían elegido en comicios irreprochables.
La reunión con los gobernadores fue a puertas cerradas y la palabra de Perón fue oficialmente entregada a los medios por la Secretaría de Prensa. No obstante, durante el cónclave, se distribuyó un documento reservado leído por Martiarena que, probablemente con la venia oficial, los gobernadores no titubearon en dar a conocer públicamente.
Inmediatamente fueron reproducidas por los diarios: "Los grupos o sectores que en cada lugar actúen invocando adhesión al peronismo y al general Perón deberán definirse públicamente en esta situación de guerra con los grupos marxistas y deberán participar activamente en las acciones que se planifiquen para llevar adelante esta lucha".
El asombro o la incredulidad de Montoneros ante esas afirmaciones fue expresado por el editorial de El Descamisado del 9 de octubre de 1973 que llevaba por título "Y esto, ¿qué es?"

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III. Marx, Lenin y el Che, afuera

 
Finalmente, llegó el día esperado. El 12 de octubre el general Juan Domingo Perón asumió la Presidencia de la Nación por tercera vez en la historia luego de dieciocho años de exilio. La tensión y los enfrentamientos entre las diferentes organizaciones en el seno del movimiento peronista se profundizaba día a día y en todos los terrenos. Las exigencias de ortodoxia e higienismo ideológico se extendían como una mancha ominosa sobre el territorio nacional. No importaban las declamaciones de lealtad a Perón por parte de gobernadores y funcionarios.
La cruzada adquiría por momentos rasgos tragicómicos. La Policía Federal tomó por asalto un local al que califi caron como"centro de adoctrinamiento marxista" en Lanús, provincia de Buenos Aires, dirigido por Rodolfo Mattarollo y José Manuel Soriano, ambos redactores de la revista Nuevo Hombre. Oficialmente se informó que al llegar la policía los efectivos sorprendieron a unas veinte personas, "de ambos sexos, de 5 a 16 años de edad, que esperaban recibir las clases de adoctrinamiento".En el local se secuestraron retratos de Marx, Lenin y el Che Guevara que "adornaban el aula".

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IV. Las armas y López Rega
Era tan evidente el apoyo que recibían los grupos derechistas por parte del Estado, que en esa reunión con los periodistas, Perón se preocupó por desligar a su gobierno de la acción violenta. Para ello comentó que le habían sugerido crear batallones de la muerte como los que funcionaban en Brasil, para eliminar a los violentos; pero que él desistió de la idea: "Hay hombres que siguen pensando como antes, que es mejor pelear que ponerse a trabajar. [...] Y esos ya no están en la contra, ahora son recontras como dicen los muchachos".
Algo más ambiguo fue su comentario siguiente: "Hay otros que quieren copar el gobierno violentamente porque creen que hay que poner sistemas más drásticos y duros, empezando a destruir muchas cosas. Son distintas maneras de pensar. Ellos compran armas y por intersticios entran sus armas; creen que un día podrán hacer algo. Yo lo dudo, pero... ellos están convencidos. Esa gente es la que conspira. En esto hay sectores de la ultraizquierda, pero también los hay de ultraderecha", dijo sin identificarlos.
Pero a continuación —retornando a la misma argumentación ya expresaba en otras ocasiones— el Presidente prefirió culpar a la izquierda. Sostuvo que había surgido en 1968 con la IV Internacional de París y estaba dispuesto a combatirla con la ley y la justicia: "Muchas veces me han dicho que creemos un 'batallón de la muerte' como el que tienen los brasileños, o que formemos una organización parapolicial para hacerle la guerrilla a la guerrilla. Pienso que esto no es posible ni conveniente".
Había que salir al paso de las versiones que sugerían tímidamente que el Estado estaba Vinculado y alentaba a los grupos de derecha a través del Ministerio de Bienestar Social dirigido por su secretario privado López Rega.



V. De la advertencia a la amenaza
El 17 de junio, dos semanas antes de su muerte, el presidente mantuvo la última reunión política pública, y fue con los dirigentes de la CGT que concurrieron preocupados por las versiones que circulaban sobre su salud. Inquietos, veían con temor un desenlace que podía dejarlos en manos de una mujer a la que ellos habían considerado únicamente como esposa de su líder. Los espantaba la posibilidad de una sucesión que transmitiera la responsabilidad del aparato de Estado a Isabel Perón. No solo a ellos, sino a la mayoría de los argentinos.
Allí realizó su última advertencia, que en verdad habría que denominar amenaza. En primer lugar, planteó su preocupación por el clima de violencia que existía en el país: "Ahora ya no se sabe quiénes son los que asaltan, quiénes los que roban. Algunos dicen que son políticos, otros dicen que son delincuentes. Yo creo que son todos delincuentes. [...] Pero ese proceso tenemos que encararlo y ya el gobierno lo va a encarar. Hasta ahora no hemos querido sumar a la violencia de ellos, la violencia nuestra. Pero, policialmente, se va a ir resolviendo ese problema, que es de la policía, dado que son delincuentes".
Y finalmente dijo lo que quería decir pero no debería haber dicho, porque su palabra, él lo sabía perfectamente, alimentaba a los peores demonios: "Desgraciadamente, la descomposición del hombre argentino, practicada sin medida durante tantos años, nos ha llevado a esto. [...] Tenemos que erradicarlo de una o de otra manera.Intentamos hacerlo pacíficamente con la ley. Pero si eso no fuera suficiente, tendríamos que emplear una represión un poco más fuerte y más violenta también".
Ese fue su último mensaje. Los sindicalistas obedecieron la orden y la represión, de una o de otra manera, se lanzó a la calle a sangre y fuego.
La fuente utilizada por el libro para citar los discursos es: Perón, Juan, 1973-1974, Todos sus discursos, mensajes y conferencias, vol. I, colección "La palabra y la obra de Juan D. Perón", Editorial de la Reconstrucción, Buenos Aires, 1974.

lunes, 29 de junio de 2015

DE FRANCISCO A SCIOLI, LA RUTA DE CRISTINA

Francisco, el papa, y Daniel Scioli han sido las demostraciones más puras del brutal pragmatismo de Cristina Fernández cuando las brasas arden. A la Presidenta, después de un ataque de ira inicial, le llevó un puñado de días comprender que no estaba en condiciones de enfrentarse con el jefe de uno de los tres Estados más poderosos del planeta y líder espiritual de 1.200 millones de fieles. Además, un compatriota popular. Se terminó abrazando al Sumo Pontífice que fue una rueda de auxilio crucial para ella en sus dos años finales de mandato. Sobre todo, cuando le dispensó cuatro horas de conversación en el Vaticano al tiempo que la crisis económica argentina del verano del 2014 amagaba con inciertas derivaciones políticas.
El rodeo con el candidato y gobernador de Buenos Aires resultó menos traumático que aquel. También menos riesgoso. En apenas tres días –entre el lunes 15 y el miércoles 17 de este mes– bajó de la carrera presidencial a Florencio Randazzo y coronó a Scioli, aunque custodiado por Carlos Zannini, su cerebro y su monje. Tomó las máximas garantías (la popularidad estable de Scioli) para afrontar las elecciones y su propia sucesión.
La discusión sobre quién de los dos –la Presidenta y el gobernador– habría impuesto la estrategia valdría como un entretenimiento circunstancial. Sería apenas una fotografía de la larga película que aún se debe proyectar en el país. Esa película dependerá de la continuidad K en el poder. De lo contrario, si vence un candidato opositor, sería aconsejable pensar en otra historia, tampoco plácida.
La década kirchnerista caracterizó como rasgo saliente el conflicto en la cima del poder. Por los desencuentros entre el Presidente y su vice. Le ocurrió a Néstor Kirchner con el mismo Scioli. Nada pasó a mayores porque el gobernador entendió que su receta para sobrevivir era la sumisión. Se repitió la cuestión, hasta convertirse en crisis institucional, entre Cristina y Julio Cobos. En especial, a partir de la pelea con el campo y la derrota parlamentaria que sufrió el oficialismo. El síndrome perduró durante el segundo mandato de Cristina por las desvergüenzas públicas y privadas de Amado Boudou. Valdría reparar en un detalle: esos vices salieron del paladar de los mandatarios. Aún cuando Kirchner debió convencer a Cristina sobre las bondades de Cobos. Ahora Zannini le fue impuesto a Scioli, más allá de que el libreto bradburyano del candidato asegure lo contrario. ¿Qué razón objetiva podría existir para no conjeturar con otro conflicto en ciernes si el kirchnerismo gana?
Esa presunción tendría cimientos a la vista. Scioli, Cobos y Boudou fueron, cada uno en su época, vicepresidentes investidos de un poder formal. Encargados como tarea de mayor brillo de conducir el Senado. El todavía secretario Legal y Técnico es una pieza neural del sistema kirchnerista. La pieza: representa nada menos que a Cristina.
Scioli lo sabe y, por lo menos hasta ahora, resolvió afrontarlo con su forma dilecta. Mimetizarse con el personaje. Como lo hizo sin hesitar con el kirchnerismo. Decidió colocarse a la cabeza de la pelea contra los fondos buitre desandando en horas el camino sugerido por dos de sus principales asesores económicos, Miguel Bein y Mario Bléjer. Lo mismo había hecho con Axel Kicillof, no bien el ministro de Economía expresó la voluntad de continuar en el cargo el próximo turno, si el kirchnerismo triunfa. Kicillof habría abandonado esa idea. El sciolismo ya lo estaría viviendo como otra hipotética victoria. El padre de la recesión habría reseteado, por conveniencia, sus planes. Se imagina más fructífero dirigiendo la Comisión de Presupuesto en Diputados. Es el primer candidato por Capital. Dejaría las manos libres a Scioli para que disponga en su arranque sobre la economía. Aunque desde el Congreso, con sus socios, podría condicionarlo.
Kicillof responde sin claudicaciones a Cristina y a Zannini. De la misma forma que lo hace Eduardo De Pedro, primer candidato a diputado por Buenos Aires. El hoy secretario general de la Presidencia, según sean los resultados de octubre, podrá convertirse en titular de esa Cámara. Ingresaría en la línea sucesoria presidencial junto a Zannini. A Scioli le quedaría pelear por la vicepresidencia del Senado, que ahora ocupa el radical K Gerardo Zamora, para alterar semejante uniformidad. Tampoco se puede pasar por alto otro dato: Máximo, el hijo de Cristina, llegará, salvo una debacle electoral, como legislador de Santa Cruz.
Esa previsible construcción y el regreso al llano de Cristina con buenos índices de ponderación social, que podrían afectarse si Scioli no venciera, serían capaces de reponer en la Argentina otro viejo problema político e institucional irresuelto: el del poder en las sombras. O el poder paralelo. Una característica que estableció el peronismo, pero que supieron replicar otros con menor intensidad.
El antecedente recordado es siempre el que Juan Perón, en su regreso del exilio en los 70, protagonizó con el ex presidente Héctor Cámpora. El dentista de San Andrés de Giles debió renunciar no bien el viejo caudillo se instaló en la casa de Gaspar Campos. Un encadenamiento de factores, sobre todo su muerte, derivó en el golpe militar del 76 y en la tragedia.
El retorno de la democracia no alcanzó para normalizar aquella realidad. La Alianza fue una coalición electoral que mutó con el tiempo en un problema de gobernabilidad. Careció de resortes institucionales para compartir el poder y elaborar consensos. Fernando de la Rúa nunca logró dominar al radicalismo donde la figura dominante siguió siendo Raúl Alfonsín. Esa dicotomía ayudó a entorpecer una gestión que, sobre todo en materia económica, nunca tuvo un diagnóstico claro para sortear la convertibilidad. Aquel desencuadre político, por sí mismo, no alcanzaría sin embargo para explicar la dimensión del fracaso.
El fenómeno ha sido perceptible también durante el ciclo de los Kirchner. Transcurrió sin relumbrones porque el poder resultó compartido por una sociedad matrimonial. Pero mientras tuvo vida (hasta octubre del 2010), el ex presidente conservó un poder agazapado que opacó a Cristina. Las grandes decisiones no se adoptaban sin la venia de Kirchner. Actuales funcionarios y ex funcionarios pueden dar fe. Incluso, sobre algunas sonoras desavenencias en la pareja. Por caso, cuando la mandataria designó ministro de Economía a Martín Lousteau. El ex presidente reaccionó golpeando con sus puños una pared. Cristina recién logró moldear su liderazgo cuando quedó en soledad.
No habría motivos para suponer que ese pleito en el poder no pudiera repetirse. Las necesidades de la campaña por ahora lo enmascaran todo. De hecho, la Presidenta y Zannini hicieron un primer gesto para facilitarle la vida a Scioli: apartaron a César Milani como jefe del Ejército. La remoción de un hombre que, en verdad, diría poco sobre la raíz del asunto principal: la maquinaria de espionaje interno montado por el militar con el consentimiento del Gobierno y los fondos del Estado.
El candidato K ya no estará expuesto a incómodas preguntas sobre la desaparición del conscripto Alberto Ledo en la dictadura. Sobre la denuncia por detención y torturas de dos personas en La Rioja. O el presunto involucramiento indirecto del militar en la todavía misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman. Tampoco en su causa por enriquecimiento ilícito. Cristina sobrellevó esos costos y se los habría querido sacar de encima de un plumazo.
Milani estuvo dos años donde estuvo por Cristina y Zannini. Boudou fue sólo una mala obra política y un capricho presidencial. El vicepresidente quedó a la intemperie –sin lugar en las listas electorales– y algún castigo se avizora. Pero entre la maraña tendida por el secretario Legal y Técnico y los lentos tiempos de la Justicia aquella punición llegará cuando este Gobierno ya no esté. La Cámara de Casación confirmó el procesamiento de Boudou por el escándalo Ciccone. Irá a juicio oral y público. Un trámite similar se aguarda por la adulteración de documentación pública con motivo de la venta de un auto en los 90. Pero todo ocurrirá el año próximo. 
El Poder Judicial parece muy acostumbrado a acompañar sin disrrupciones los ciclos políticos en la Argentina. Por esa razón –y por la onda expansiva que podría tener aquí– llama la atención lo que sucede en Brasil. Dilma Rousseff asumió su segundo mandato en enero, apenas meses después del estallido de las coimas millonarias en Petrobras. La investigación ni se aletargó ni se detuvo: hay políticos y empresarios que fueron detenidos sin reparos. La mandataria, pese a estar en juego su pellejo político, no ordenó ninguna colonización de la Justicia.
Brasil está muy lejos de constituir un ejemplo. Pero habría ciertos anticuerpos del sistema que reaccionarían ante fraudes extremos. Aquí el Gobierno, en cambio, desplazó de modo burdo a un juez (Luis María Cabral) dispuesto a votar la insconstitucionalidad del pacto con Irán. Que además se opuso a la separación de Claudio Bonadio en la causa Hotesur, que investiga irregularidades en una cadena hotelera de la familia Kirchner. Ahora va por la cabeza de otro magistrado de la Cámara Federal que también pugnaría por mantener a Bonadio. 
Serían esas sólo algunas de las condiciones para una despedida tranquila de Cristina. Que Zannini deberá custodiar después, si le toca.

CoPYRIGHT Clarin 2015.

domingo, 28 de junio de 2015

EL VERDADERO ROCKY BALBOA






"Le di un gran golpe y lo tiré.” Si el destino de la vida se resume en un instante, el de Chuck Wepner queda congelado en el segundo eterno en que el inexpugnable Muhammad Ali se desparrama en el ring, humillado por el puño demoledor del “Sangrador de Bayonne”. Chuck tiene la cara teñida de rojo y está exultante, pero en su rincón no hay ambiente de festejo. Tras ese histórico noveno round en que el campeón había sido mancillado, el manager advierte lo que se viene. “Date vuelta, volvé al ring porque realmente lo hiciste enojar”, le dice a su boxeador, un ex marine de 37 años, vendedor de licores y sobrevivente de las mafias de New Jersey, que se había atrevido a desafiar a la estrella mundial. Hoy, 40 años después de aquel tremendo combate, Chuck sonríe: “Y Ali realmente estaba enojado”.
El gigante cuenta a Viva cómo pudo soportar la furiosa embestida. “Hice una buena pelea en los siguientes 6 rounds, hubo duros intercambios de golpes, pero en el último yo ya estaba muy cansado”. Antes de entrar al capítulo decisivo, el 15°, las alarmas están encendidas en su rincón. Chuck tambalea, apenas puede respirar y le aplican vaselina para frenar las hemorragias, un balde de hielo en la cabeza y sales en su nariz como para revivir a un muerto. Hay que aguantar y rezar para poder colocar un golpe milagroso. Chuck se persigna y allá va. Pero la historia juega para el lado del campeón: cuando faltan sólo 19 segundos para el final, Ali le aplica una serie de golpes que anticipa el magistral cross a la mandíbula que deja a Chuck en la lona, aferrado vanamente a las cuerdas, casi fuera de la dimensión de los vivos.
La gloria impensada. Chuck termina derrotado aquella noche del 24 de marzo de 1975 en el Richfield Coliseum de Ohio, pero allí nace su leyenda. La suya y la de Rocky. Porque Chuck Wepner es la versión en carne y hueso de Rocky Balboa, el mítico protagonista de una de las series de películas más taquilleras de la historia. Así lo reconoció el propio Sylvester Stallone, que en 2006 tuvo que pagarle a Wepner en un arreglo judicial una suma secreta que, dicen, rondó los 15 millones de dólares. El día de aquella pelea, Stallone era un actor y un guionista ignoto que había sido rechazado varias veces por los grandes productores de Hollywood y que había gastado sus últimos dólares en ir a ver el duelo del año. Pero su vida también cambió esa noche. Conmovido por la entereza de Chuck, que era prácticamente un desconocido al borde del retiro, y la fiereza épica del combate, Stallone cuenta que volvió a su casa armado de una febril inspiración que lo llevó a escribir en tres días el guión de la película Rocky, que protagonizaría al año siguiente y lo haría famoso y millonario.
“Yo soy el verdadero Rocky”, dice Chuck a Viva, mientras maneja su Lincoln negro modelo 2013 por las calles de Bayonne, un enclave de clase media de New Jersey que está justo enfrente a Manhattan. Apenas puede acomodar en el asiento su humanidad categoría peso pesado, de casi 2 metros de altura y 120 kilos de peso, aunque a los 76 años se lo ve en buena forma, un milagro para un hombre que ha recibido tantos golpes en la cara, en el cuerpo y en la vida. “Camino y voy al gimnasio tres veces por semana”, se ufana, y maldice porque no puede hacer mucho más: el año pasado lo operaron de la cadera y también le duele la rodilla. Casi no quedan rastros en su cara de los puñetazos ni de los 72 puntos que le aplicaron tras una pelea contra Sonny Liston, otro legendario campeón mundial. Se lo ve aún ágil, lúcido a pesar de sus largas noches de orgías entre mujeres y cocaína, de sus épocas oscuras en las discos de Manhattan. Entero, pese a los 22 meses que pasó en la cárcel por tráfico y consumo. “Todos mis achaques vienen del boxeo, me quiero arreglar, no quiero lucir como un viejo”, sonríe pícaro.
Sus manos –rústicas y tan grandes como dos guantes de béisbol– se aferran al volante mientras sus ojos pardos están siempre atentos al espejo retrovisor, de donde cuelgan un par de guantecitos de boxeo con barras y estrellas estadounidenses. El auto parece ser su lugar en el mundo, donde combina presente y pasado: el tablero está repleto de papelitos donde anota lo que tiene que hacer ese día, los clientes que tiene que visitar (es corredor de bebidas alcohólicas) y en el baúl lleva fotos, recortes de diarios y retazos de sus tiempos de gloria. La patente del vehículo es todo un símbolo: CHAMP (campeón).
Idolo de pago chico. Chuck no sólo es Rocky sino que es rey en esta ciudad que roza los 50.000 habitantes. No hace falta que lo diga. Un hombre corre desesperado por el medio de la calle, alcanza al auto en el semáforo y asoma su cabeza por la ventanilla sin pedir permiso. “¡Champ! ¡Champ!”, le grita alborozado al conductor. “Voy a organizar un encuentro deportivo de beneficencia, quiero que venga, ¿va a venir?”, pregunta el desconocido. El hombre al volante asiente, le da su tarjeta y le pide que lo llame otro día para coordinar detalles. “¡Gracias champ, gracias Rocky!”, lo despide el súbito personaje, que se va con el trofeo en sus manos.
Ese pequeño cartoncito blanco que se lleva resume en pocas palabras la vida de Chuck Wepner. Reza: Ex boxeador, vendedor de bebidas, el hombre que logró voltear a Muhammad Ali en una pelea épica. El que inspiró uno de los más grandes éxitos de taquilla de la historia del cine.Del otro lado de la tarjeta, la foto donde el campeón yace tirado en el ring, a los pies del “Sangrador de Bayonne” o la “Esperanza blanca”.
Chuck estaciona e invita a almorzar en un restaurante. Todos lo conocen y él se siente el más importante del mundo. Está vestido con un jogging y una remera de hockey sobre hielo. Se devora unos capellinis con crema y no para de hablar y saludar. “Eran los 70 y había pocos boxeadores blancos en ese momento”, dice Chuck y recuerda que uno de ellos era Oscar Bonavena. Ali venía de darle una paliza a George Foreman en Zaire y el mítico Don King, gran titiritero del boxeo mundial, vio la oportunidad de hacer un gran negocio con una especie de “batalla racial” estadounidense y romper todos los récords de audiencia.
“Por primera vez en mi carrera tuve que entrenar full time, porque yo no era boxeador a tiempo completo: corría a la mañana, trabajaba a la tarde y entrenaba a la noche”, cuenta Chuck. La vida no había sido fácil para él. Hijo de una empleada doméstica de Bayonne, sin padre desde los 6 años porque los había abandonado, criado en el sótano de un edificio con su abuela, cuando terminó la secundaria pensó en dedicarse al básquet, pero decidió ser marine porque lo vio como una buena profesión para “conquistar chicas”.
Su época militar duró poco porque más tarde vio una oportunidad en el boxeo. En 1966 comenzó su carrera profesional en el ring y al poco tiempo fue campeón de New Jersey. En una pelea ganó el apodo de “Sangrador”, porque así lo llamó un periodista que asistió a un combate en el que a Chuck le dieron tantos golpes en la cara que su sangre salpicaba la ropa de los que estaban sentados en la primera fila. Durante esa etapa –confiesa en forma enigmática– se dedicaba a hacer “trabajos particulares para determinadas personas”, un eufemismo que en clave de la New Jersey de los 70 significaba bucear en las aguas de la mafia. A los 37 años, cuando estaba al borde del retiro y era prácticamente un desconocido como Rocky en la película, fue directo al estrellato con la pelea en la que perdió por sólo 19 segundos ante Ali. Y aún más al año siguiente, en 1976, cuando se estrenó el filme que ganó tres Oscar, mientras que el propio Stallone admitía que su personaje se había inspirado en la épica derrota del boxeador de Bayonne. “Yo era la persona más famosa del mundo luego de la pelea y la película. Nadie más me llamó Chuck, sino Champ o Rocky”, evoca.
Pero Chuck no estaba listo para sobrellevar el aluvión de fama. “Me volví loco. Vivía duro, bebía, iba a fiestas con muchas mujeres, me divorcié de mi segunda esposa y también tuve problemas con la cocaína”, cuenta en voz baja. Y relata, además, jornadas extenuantes de música disco, sexo y drogas que podían durar 72 horas de recorrida por los lugares de moda de Mahnattan en los ‘80, como Copacabana o The Garage, donde se codeaba con estrellas como Madonna, Barry Manilow, Frank Sinatra o Michael Jackson.
Cuesta abajo. El récord deportivo de Chuck obviamente se había estrellado al ritmo de su vida loca. Se ganaba la vida con algunas peleas de estilo circense, como una lucha cuerpo a cuerpo contra un oso y otra de catch contra el Gigante André, quien llegó a levantarlo sobre su cabeza y arrojarlo del ring. También ofrecía sus servicios a empresarios que pagaban hasta 2.500 dólares para que los acompañara a recorrer la noche neoyorquina. Jugaba, bebía mucho, consumía de todo. “Me metí en problemas”, dice sobre las causas de su arresto por posesión y tráfico de cocaína. Pagó con 22 meses de cárcel. Entre tumberos seguía siendo Rocky, Champ, el Rey.
Chuck se hizo amigo de Stallone tras el éxito de la película. Incluso el actor llegó a ofrecerle un pequeño papel en Rocky II, pero parece que el boxeador no pudo superar la prueba. “La relación se volvió tensa cuando decidí hacerle juicio”, dice.
El abogado Anthony Mango fue el encargado de llevar adelante la demanda que se resolvió en 2006 con un arreglo extrajudicial. Consultado por Viva en su estudio de Manhattan, señala: “La gente sabe muy bien que el personaje está basado en la pelea de Wepner y Ali de 1975. Incluso, Stallone había dicho públicamente que Wepner y ese combate habían sido la inspiración para crear Rocky”. En realidad, cuenta el abogado, a Stallone le reclamaron los derechos publicitarios de 2001, cuando se cumplieron 25 años del estreno de la película, y comenzaron a venderse DVD’s y otros materiales donde se mencionaba a Wepner. “Eso es algo que no se puede hacer sin permiso, por eso lo demandamos”, explica.
Nadie quiso revelar el monto del acuerdo, que debe permanecer confidencial, pero se rumorea que el actor, productor y director le pagó al ex boxeador unos 15 millones de dólares. “Saldé deudas mías y de mi mujer, tengo un buen trabajo, vivo bien”, dice Chuck, que con su tercera esposa, Linda, habita un cómodo departamento sin lujos de 110 metros cuadrados. Aún se gana la vida levantando pedidos de bebidas en bares y restaurantes. “Podría retirarme pero no quiero. ¿Qué haría? Tengo 76 años, no quiero sentarme en la plaza a mirar los pajaritos.”
Lejos de la jubilación, Chuck está lleno de planes. En pocas semanas inaugurará un mural en Bayonne con su imagen y un escultor ya está trabajando en una estatua para instalar en el parque de la ciudad. El ex boxeador ahora está abocado a la producción de una película sobre su vida, que con la dirección de Jeff Feuerzeig ya está en pleno rodaje y será protagonizada por Liev Schreiber (WolverineLa profecía) como Chuck, Naomi Watts (King KongBirdman) como su segunda mujer, y Christina Hendriks (Mad Men) como su actual esposa.
Parece que recién ahora Chuck puede disfrutar de su tiempo, de sus tres hijos y de su nieta. A pesar de la batalla judicial, no le guarda rencor al actor. “Definitivamente Rocky soy yo. Entrenando en la calle, en las escalinatas, con la pelea épica de un desconocido blanco al borde del retiro contra un poderoso campeón negro, el combate contra el gigante... ¡Rocky soy yo! ¡Stallone robó toda mi vida!”

CURIOSIDADES PARA EL ASOMBRO

Sabias que las ratas se multiplican tan rápidamente que en 18 meses, dos rata pueden llegar a tener 1 millón de hijos.
Sabias que los cocodrilos pueden comer una sola vez al año.
Sabias que los koalas pueden vivir toda su vida sin tomar agua.
Sabias que Las Vegas es el punto mas luminoso desde el universo.
El graznido de un pato (cuac, cuac) no hace eco y nadie sabe por qué.
Los mosquitos tienen dientes.
Sabias que el encendedor fue inventado antes que los cerillos.
Los diestros viven en promedio nueve años más que los zurdos.
American Airlines ahorró U$S 40.000 en 1987 eliminando una aceituna de cada ensalada que sirvió en primera clase.
El porcentaje del territorio de África que es salvaje: 28%. El porcentaje del territorio de Norteamérica que es salvaje: 38%.
Sabias que mas del 50% de la gente del mundo nunca ha hecho o recibido una llamada telefonica.
Cada rey de las cartas representa a un gran rey de la historia: Espadas: El rey David. Tréboles: Alejandro Magno. Corazones: Carlomagno. Diamantes: Julio César.
Si en una estatua ecuestre (persona a caballo) el caballo tiene dos patas en el aire, la persona murió en combate. Si el caballo tiene una de las patas frontales en el aire, la persona murió de heridas recibidas en combate. Si el caballo tiene las cuatro patas en el suelo, la persona murió de causas naturales.
Según la ley, las carreteras interestatales en los Estados Unidos requieren que una milla de cada cinco sea recta. Estas secciones son útiles como pistas de aterrizaje en casos de emergencia y de guerra.
El nombre Jeep viene de la abreviación del ejército americano de Vehículo para Propósito General (“General Purpose” vehicle), o sea “G.P.” (pronunciado en inglés).
Es imposible estornudar con los ojos abiertos.
Sabias que las ratas y los caballos no pueden vomitar.
La cucaracha puede vivir nueve días sin su cabeza, antes de morir de hambre.
Los elefantes son los únicos animales de la creación que (afortunadamente) no pueden saltar.
Una persona común ríe aproximadamente quince veces por día (deberíamos mejorar eso).
Es posible hacer que una vaca suba escaleras pero no que las baje.
La Coca Cola originalmente era verde [¿no es que el traje de Santa Klaus (o Papá Nöel) era verde y lo transformaron a rojo por una publicidad de Coca Cola?]
Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare, que son considerados los más grandes exponentes de la literatura hispana e inglesa respectivamente, murieron ambos el 23 de abril de 1616.
Se tardaron veintidós siglos en calcular la distancia entre la Tierra y el Sol (149.400.000 Km). Lo hubiésemos sabido muchísimo antes si a alguien se le hubiese ocurrido multiplicar por 1.000.000.000 la altura de la pirámide de Keops en Giza, construida treinta siglos antes de Cristo.
Si el gobierno de EU no tuviera conocimiento de la existencia de extraterrestres, entonces por que tienen una zona llamada seccion 14? Y en su codigo de Regulaciones Federales indica que es ilegal para los ciudadanos americanos tener contacto con extraterrestres y sus naves.
La palabra “cementerio” proviene del griego koimetirion que significa: dormitorio.
Durante la guerra de secesión, cuando regresaban las tropas a sus cuarteles sin tener ninguna baja, ponían en una gran pizarra “0 Killed” (cero muertos). De ahí proviene la expresión “O.K.” para decir que todo está bien.
En los conventos, durante la lectura de las Sagradas Escrituras, al referirse a San José, decían siempre Pater Putatibus y por simplificar “P.P.”. Así nació el llamar “Pepe” a los José [otra interpretación es que viene del italiano Giuseppe.
En el Nuevo Testamento en el libro de San Mateo dice que “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al Reino de los Cielos”. El problemita es que San Jerónimo, el traductor del texto, interpretó la palabra “Kamelos” como camello, cuando en realidad en griego “Kamelos” es una soga gruesa con la que se amarran los barcos a los muelles. En definitiva el sentido de la frase es el mismo pero ¿cuál parece más coherente?
Cuando los conquistadores ingleses llegaron a Australia se asombraron al ver unos extraños animales que daban saltos increíbles. Inmediatamente llamaron a un nativo (los indígenas australianos eran extremadamente pacíficos) e intentaron preguntarles mediante señas qué era eso. Al notar que el indio siempre decía “Kan Ghu Ru” adoptaron el vocablo ingles “kangaroo” (canguro). Los lingüistas determinaron tiempo después el significado, que era muy claro: los indígenas querían decir “No le entiendo”.
Thomas Alva Edison temía a la oscuridad.
El nombre de la zona de México conocida como Yucatán viene de la conquista, cuando un español le preguntó a un indígena cómo llamaban ellos a ese lugar. El indio le dijo: “yucatán”. Lo que el español no sabía era que le estaba contestando: “No soy de aquí”.
El 80% de las personas que leen este texto intentarán chuparse el codo.
Sabias que es imposible chuparse el codo
Sabias que el cada vez que estorunudas tu corazon se detiene por una milesima de segudo.
Sabias que no es cierto que la muralla china se puede ver desde el espacio.
Sabias que una cucaracha puede vivir siete dias despues de que le arranquen la cabeza.
Sabias que el 70% de la gente que lea esto va tratar de chuparse el codo.
Sabias que no se puede estornudar con los ojos abiertos y que si te esfuerzas por hacerlo se pueden salir.
Sabias que aun no se ha descubierto por que se estornuda.
Sabias que una de cada mil personas puede doblar la lengua para atrás.
Sabias que las estrellas de mar no tienen cerebro.
Sabias que en proporción una pulga puede saltar a largo lo que un hombre saltara un campo de fútbol.
Sabias que hay registros de mujeres obesas que han vivido mas de 100 días si probar un solo bocado y que han subsistido a base de agua.
Sabias que el orgasmo de un cerdo dura 30 minutos.(guau)
Sabias que al estornudar te puedes quebrar una costilla.
Sabias que si te puedes chupar el codo te puedes chupar el pito.
Sabias que el cocodrilo no puede sacar la lengua.
Sabias que es físicamente que los cerdos volteen hacia el cielo.
El edificio del Pentágono tiene el doble de baños de los necesarios. Cuando se construyó la ley requería un baño para negros y otro para blancos.
Multiplicando 111111111 x 111111111 se obtiene 12345678987654321.
Sabias que utilizar audífonos por solo una hora, incrementa el numero de bacteria en tu oido unas 700 veces.
Sabias que el 35% de la gente que atiende los anuncios de citas amorosas es gente casada.
Sabias que el sonido que emiten los patos (cuac), no emite eco y nade sabe por que.
Sabias que el 23% de las fallas de fotocopiadoras del mundo entero son causadas por la gente que se sienta sobre ellas a fotocopiarse el trasero.
En la antigua Inglaterra la gente no podía tener sexo sin contar con el consentimiento del Rey (a menos que se tratara de un miembro de la familia real). Cuando la gente quería tener un hijo debían solicitar un permiso al monarca, quien les entregaba una placa que debían colgar afuera de su puerta mientras tenían relaciones. La placa decía “Fornication Under Consent of the King” (F.U.C.K.). Ese es el origen de tan famosa palabrita.

viernes, 26 de junio de 2015

CRISTINA COMENZÓ SU GIRA DE DESPEDIDA

Esos tonos de furia y angustia en la voz, esas palabras encendidas, esa emoción que desborda y las lágrimas apenas contenidas del final; y abajo la pasión de la juventud militante, sus banderas y sus cantos y su declaración a gritos de fidelidad a quien quizás estaban viendo por última vez como Presidenta. Años atrás, después de visitarla en la Casa Rosada, el gran cineasta Francis Ford Coppola dijo a sus amigos argentinos: “Ella no es una presidenta, es una diva”. Con ese aire de quien pretende ser leyenda Cristina, ayer en La Pampa, empezó su gira de despedida.
Su paradoja es abismal. Se va, pero retiene una dosis de poder inédita para un presidente en su situación. Mejoró su imagen, pero hay un persistente núcleo duro de rechazo social hacia ella y lo que ella representa. Ese porcentaje negativo tan alto es el mayor riesgo para la posibilidad de triunfo de Daniel Scioli, su candidato malquerido.
Ella quiere defender su legado y proteger la retirada propia, de su familia y de quienes la sirvieron en estos años. Hay candidaturas para todos y todas, empezando por la de su hijo Máximo y las de sus camporistas predilectos, Axel Kicillof y Eduardo de Pedro, en Capital y Provincia. Hay jueces y fiscales sembrados estratégicamente y decididos –al menos de palabra– a defender casa por casa la retirada de la Jefa. Hay funcionarios en cargos clave con estabilidad por un par de años más. Hay segundas, terceras y cuartas líneas en reparticiones públicas, ministerios y secretarías, inundadas de adherentes que llegaron con toda la intención de quedarse. Hay, en suma, una poderosa estrategia defensiva puesta en marcha. Porque lo que le viene por delante a la Presidenta es defenderse. O replegarse, si se quiere un término más elegante. Retirarse sin dar la espalda al enemigo. Irse entera y fuerte. Pero irse.
Cristina está demostrando una vez más habilidad y consistencia para el repliegue. No solamente en la construcción de sus líneas de defensa en la Justicia y el Congreso. También lo hace en la política. Para irse entera, esto es para irse sin ser derrotada, decidió bajar la precandidatura presidencial de Florencio Randazzo y quitar así el último obstáculo que le quedaba a Scioli para consagrarse como el candidato oficialista.
Scioli le ganaba a Randazzo la elección primaria del kirchnerismo. Randazzo era el candidato de la Casa Rosada, fogoneado sin disimulo por Carlos Zannini. Junto con Randazzo perdía Cristina. Y si eso ocurría, a Scioli le hubiesen regalado el tesoro más preciado: ser el que había destronado a la Presidenta. Nunca jamás tendría ese obsequio. Y no lo tuvo. Cristina reconoció su triunfo antes de que se tradujera en acto. Y le puso a Zannini en la fórmula para estar ella misma auditando cada paso, cada gesto, del dirigente que menos quería tener como sucesor, pero que no pudo evitar.
Si se miran las cosas desde este punto, también la decisión de Cristina de no presentarse a ninguna candidatura obedece a esa lógica de preservación del invicto personal. Si hubiese encabezado la lista nacional de candidatos kirchneristas al Parlasur, hubiera afrontado de modo ineludible la comparación entre los votos que reunirá Scioli y los que cosecharía ella misma. Difícil mantener prestancia y mando de Jefa si se tienen menos votos que el sucesor.
Dirigentes del kirchnerismo más duro han dicho, y también se ha dicho desde estas páginas, que si Scioli llega a la Casa Rosada Zannini será el presidente del Poder Legislativo. Desde su puente de mando en el Senado podría mantener bajo fuego a la Casa Rosada, vetando y saboteando cualquier medida que no respete el alineamiento férreo con los parámetros del relato o intente soslayar las guerras sin concluir del tiempo que termina.
Visto así, el hipotético Zannini vicepresidente estaría siempre en línea directa y bajo órdenes de Cristina, a la que se supone estudiando mapas y decidiendo movimiento de fuerzas propias desde su retiro en El Calafate. También esto queda puesto en cuestión, a poco que se miren con detenimiento las posibles relaciones futuras de fuerzas en el Congreso.
Un estudio hecho por un equipo técnico que trabaja para candidatos y gobernantes peronistas, consigna que el kirchnerismo y sus aliados deberán renovar 83 bancas de diputado nacional. Esto equivale a dos tercios del bloque hoy mayoritario, que le asegura quórum propio y aprobación automática a todos los proyectos que reclame la Presidenta. Para mantener ese número dominante, el oficialismo debería repetir en octubre el 54% de votos logrados en la reelección de Cristina, hace cuatro años. Misión imposible, aún ganando.
Habiendo copado el tramo más visible de las listas de candidatos legislativos con dirigentes de La Cámpora, Cristina consiguió instalar la impresión de que sus incondicionales poblarán mayoritariamente el Congreso. Sin embargo, fuentes del peronismo sostienen que incluso haciendo una elección ganadora, los diputados camporistas y otros verticalizados totalmente con Cristina serían alrededor de un tercio del futuro bloque. Y la proporción ultra K sería muy inferior, casi testimonial, entre los futuros senadores.
En el Senado, donde recalaría Zannini, el kirchnerismo y sus aliados renuevan 9 bancas del total de 24 que estarán en juego. Necesitan al menos retener 6 escaños para conservar mayoría propia. Eso asoma bastante más accesible. Pero los senadores, se sabe, responden sobre todo a sus gobernadores. Los gobernadores peronistas se inclinaron estos años ante la billetera. Pero desde diciembre Cristina no tendrá más la billetera y Zannini no disfrutará del ejercicio de ese poder material delegado. El reelecto salteño Juan Manuel Urtubey ya fue encomendado por Scioli para que le anude una razonable cadena de gobernadores sobre los que piensa recostarse. El primer lugar donde esa alianza se haría sentir será el Senado.
El jefe de Gabinete sciolista, Alberto Pérez, ayer se vacunó en salud. Y lo vacunó a Zannini. Al hablar en el canal CN23 dijo que “Zannini no es traidor, no lo imagino haciendo lo que hizo Cobos que es votar contra su propio gobierno”. Los muchachos avisan que están alertas y vigilantes.
Para que ocurra esa toma de autonomía sería preciso que Scioli, si llega a ser presidente, decida actuar de modo de tener poder propio y no acepte ser dirigido por control remoto desde la bella Patagonia.
Deberá resolver si sigue haciéndose el Scioli, como cada vez que lo apretaron y condicionaron. En esa decisión, donde pesará mucho la relación personal de fuerzas que establezca con Cristina, puede jugarse –antes que el destino de su presidencia– su éxito o fracaso como candidato. Scioli tiene una chance de ser algo más que la pura continuidad. Hay que ver si la aprovecha.
La cuestión es que después de coparle el escenario del cierre de listas haciendo uso intensivo del enorme poder político que conserva, Cristina empezó a actuar con Scioli de modo más considerado que lo que se esperaba.
Los fundamentalistas políticos y mediáticos del ultrakirchnerismo ya desfilaron, inclinando sus banderas ante el candidato al que siempre combatieron y despreciaron. Pero resulta que es el mismo candidato de cuya lapicera dependerán para mantener sus generosos beneficios actuales. Se están tragando un ejército de sapos con tal de no terminar tirados en la zanja como Randa-zzo. Son gente con principios.
Otros movimientos resultaron menos visibles, pero quedaron registrados en el sismógrafo de la política. Por ejemplo, a los diputados ultra K se les ocurrió voltear la ley de emergencia económica, que es parte del dispositivo que permitió a Néstor y a Cristina hacer uso indiscriminado de los recursos del Estado. Dejar caer la ley hubiese sido una manera directa de privar a Scioli, en la eventualidad de su triunfo, de una herramienta que se demostró tan tóxica como eficiente. Pero Cristina conminó a Juliana Di Tullio, la jefa de los diputados oficialistas, a no tocar una coma de esa ley “antes de hablar con el futuro presidente”.
Lo de Cristina será súbito respeto o pura conveniencia: simple estrategia de engaño o genuina admisión del cambio que se avecina. De cualquier manera, iniciada ya su gira de despedida, lo que quiere es irse bien, que la aplaudan ahora y no la molesten después. Scioli puede tener algo que ver en la concreción de ese sueño.
Depende de él. Y ella lo sabe.