Cuando se analizó la situación de Cristina y las detenciones de Carlos Zannini, Luis D'Elía y Fernando Esteche estaban, además de Garavano y Pinedo, Mario Quintana, Gustavo Lopetegui, Rogelio Frigerio y Guillermo Dietrich. Uno de ellos preguntó si las declaraciones de Miguel Angel Pichetto ("la gran mayoría considera que no procede el desafuero") eran sinónimo de nuevos obstáculos para sacar el paquete de leyes, en especial la reforma jubilatoria. Pero coincidieron en que son cuestiones distintas. "Miguel fue uno de los que hizo campaña por el Memorándum", se recordó.
A esa altura de la conversación, Marcos Peña, el jefe de Gabinete, y Emilio Monzó, el presidente de la Cámara de Diputados, ya se habían ido porque tenían un encuentro con las espadas parlamentarias de Cambiemos. Peña les informó en esa reunión que Macri ya había firmado el decreto para convocar a sesiones extraordinarias y que el lunes se publicará en el Boletín Oficial. Luego, pasó especialmente por la sala de periodistas de la Casa Rosada para responderle a Cristina, quien había dicho que Bonadio "ejecuta" los pedidos de Macri, "Los argentinos saben que no vinimos a manipular la Justicia", sostuvo. En privado, un ala del macrismo asegura que la acusación de que la ex presidenta es una perseguida política "es un disparate" y desliza que la resolución de Bonadio y las reacciones de las distintas facciones del PJ forma parte de los sinuosos caminos de la "sangrienta interna peronista". Un funcionario lo explicaba así cuando caía la tarde en la Casa de Gobierno: "Bonadio es peronista y lo nombró el peronismo. Todos los jueces que están hoy fueron nombrados en distintos gobiernos peronistas y el sistema judicial funciona con los parámetros que puso el peronismo. Los que ahora reaccionan y llaman a la resistencia lo saben. Por eso, pese a lo que se dice para la TV, nadie deja de hablar con nosotros ". Quien no dejó de hacerlo fue Alicia Kirchner. Ayer, casi a la misma hora que Cristina desataba su furia contra la administración macrista, la hermana de Néstor Kirchner se reunía con un ministro en la Casa Rosada. Entró y salió apurada para que nadie la viera.
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