A MODO DE PRESENTACION

Ya esta. El sueño se cumplió. Dejare de escribir en las paredes, ahora tengo mi pagina propia. Soy un periodista de alma, que desde hace 40 años vive y se alimenta de noticias. Tenia 18 años cuando me recibieron en El Liberal de Santiago del Estero, el doctor Julio Cesar Castiglione, aquien le debo mucho de lo que soy me mando a estudiar dactilografia. Ahí estaba yo dando mis primeros pasos en periodismo al lado de grandes maestros como Noriega, Jimenez, Sayago. Gracias a El Liberal conocí el mundo. Viaje varias veces a Europa, Estados Unidos, la lejana Sudafrica y América del Sur, cubriendo las carreras del "Lole" Reutemann en la Formula 1. Después mi derrotero continuo en Capital Federal hasta recalar para siempre en Mar del Plata, donde nacieron tres de mis cinco hijos y conocí a Liliana, el gran amor de mi vida. Aquí fui Jefe de Redacción del diario El Atlántico y tuve el honor de trabajar junto a un enorme periodista, Oscar Gastiarena. De el aprendí mucho. Coqui sacaba noticias hasta de los edictos judiciales. Bueno a grandes rasgos ese soy yo. Que es Mileniomdq, una pagina en la web en donde encontraras de todo. Recuerdos, anedoctas, comentarios. Seré voz y oídos de mis amigos. Ante un hecho de injusticia muchas veces quisistes ser presidente para ir en persona al lugar y solucionar los temas. Eso tratare de ser yo. Una especie de justiciero ante las injusticias, valga el juego de palabra. No faltaran mis vivencias sobre mi pago, Visiten el lugar, estoy seguro que les gustara. Detrás de mis comentarios idiotas se esconde un gran ingenio.

martes, 13 de marzo de 2018

CASOS Y COSAS DE LA CARCEL DE DEVOTO



Pasó de todo ahí adentro. En sus 90 años, el Complejo Penitenciario de Devoto removió las tripas de un barrio que pidió su remoción hasta el hartazgo. Un deseo que se hará realidad en breve. Claro que las marcas y las historias quedarán sobrevolando allí, en Bermúdez y Nogoyá.

Personajes de la cárcel de Devoto: "El Gordo" Valor, "La Garza" Sosa y el preso que se escapó dos veces
Cárcel de Devoto. (Germán García Adrasti)
Noches de furia, motines, fugas... Más de un libro se puede hacer con los miles de capítulos sangrientos de esta cárcel, la última en permanecer dentro del territorio de la Ciudad de Buenos Aires. Su historia es tan amplia que en ella también entran algunos datos destacables si se tiene en cuenta el contexto de una prisión de estas características: desde 1985 funciona allí una sede de la Universidad de Buenos Aires.
De todos modos, los grandes hitos carcelarios de Devoto tienen un marco trágico y doloroso, incluso cinematográfico en algunos casos. Uno de esos capítulos podría tener, sin dudas, a dos personajes salientes y a un actor secundario, pero que tomó un papel de gran figura en este repaso. Luis "El Gordo" Valor y Hugo "La Garza" Sosa en esa primera línea. Y Julio Pacheco, un ladero de reparto que se ganó su reputación por haber sido "el preso que se fugó dos veces de Devoto".
Descolgados
No se escaparon de noche ni gateando por un túnel: lo hicieron a pleno mediodía, disfrazados y descolgándose con sogas desde un paredón de ocho metros de altura mientras se tiroteaban con los guardias.
Al frente de la acción, "El Gordo" Valor, experto ladrón de blindados. El viernes 16 de setiembre de 1994, desde las casas vecinas al penal se vieron imágenes de película. Un hombre trepado a lo alto del muro que bordea la cárcel desenrollaba una larga soga y se deslizaba rápidamente hasta la vereda. Otros tres presos hicieron lo mismo: con una mano se aferraban a la soga y con la otra les disparaban a los guardias.
Cuando el quinto preso estaba bajando, la soga se cortó y el hombre, en su caída, se dislocó el tobillo. La fuga había empezado un rato antes, en el patio de la cárcel. Valor y sus cómplices -Hugo "La Garza" Sosa, Emilio Nielsen, Dante Paulillo y Julio Pacheco- lograron llegar desde ahí hasta la enfermería. Todos, excepto Valor, se pusieron guardapolvos blancos y uno llegó a colgarse un estetoscopio del cuello.
Valor prefirió el uniforme de fajina que le sacó a un miembro del Servicio Penitenciario Federal. Así, vestidos y armados con pistolas 9 milímetros, encerraron a unos 20 empleados en distintas oficinas y alcanzaron una de las garitas de vigilancia del paredón exterior.

Una vez en la calle, se subieron a dos autos que los estaban esperando y huyeron. A las 72 horas, Valor fue visto durante un intento de asalto en Moreno, en el que murieron dos ladrones y un sargento de la Policía Bonaerense. Desde entonces y durante 244 días, fue el prófugo más buscado del país. Cien policías participaron de decenas de allanamientos, desgrabaron innumerables escuchas telefónicas y vigilaron una y otra vez los lugares que podían servirle de refugio.
Finalmente lo detuvieron el 18 de mayo de 1995. Se había afeitado la cabeza para parecer pelado y pesaba varios kilos menos.
De saco y corbata
Corría junio de 1998 cuando Daniel "Tractorcito" Cabrera le daba mayor tamaño a su reputación de "Rey de fugas". Ladrón de bancos y blindados, en la cárcel de Devoto trabajaba en el mismo sector donde comenzó el escape: la sala de abogados.
A ese lugar lo había asignado el Servicio Penitenciario Federal dos meses antes y desde entonces había empezado a planear la fuga.
Junto con Cabrera lograron salir, por la puerta principal del penal, Julio Pacheco, Gabriel Chavanca y Maximiliano Noguera.
Aunque "Tractorcito" cumplía una condena de 12 años por robo, las autoridades de la cárcel le habían asignado tareas de limpieza dentro de la sala de abogados, un lugar de mínima seguridad en el que sólo hay un guardia, desarmado.
Aunque a la hora de la fuga no estaba en ese puesto, sí lo había ocupado durante los dos últimos meses. Esto le permitió conocer detalles importantes y también ganarse la confianza de los guardias. Cuando un abogado llegaba a la sala y quería entrevistarse con alguno de sus clientes, debía hablar con Cabrera, decir que a él y no al guardia le pedía que trajeran a ese lugar a tal o cual preso. A veces Cabrera les cobraba a los abogados cinco pesos como peaje para hacerlo.
La sala de abogados de Devoto es un lugar estratégico dentro de la cárcel porque desde allí se organiza parte del movimiento de los presos. Sólo con una llamada al teléfono de ese sector un abogado -o cualquier persona que asegure serlo- puede conseguir que los presos elegidos por él sean sacados de sus pabellones y llevados hasta allí.
Precisamente el día de la fuga el guardia destinado a la sala recibió una de estas llamadas. En ella un hombre que se identificó como abogado le pidió que, entre las 17.30 y las 18, trajeran a Cabrera, Pacheco, Chavanca y Noguera (los cuatro que se escaparon) y también a Sixto "El Conejo" Albarenque -otro miembro de la banda de Valor- y Fabián Junco (ambos capturados antes de llegar a la última puerta).
Una vez en la sala, los seis presos limaron uno de los barrotes que separan el lugar donde se ubican los presos de aquél donde están los abogados. Cabrera fue el primero en pasar del otro lado. Llevaba un arma. Luego de controlar al guardia, los seis presos pasaron tres puertas gracias a un engaño: tres de ellos, vestidos de traje y corbata, se hicieron pasar por abogados mostrando credenciales que habían robado en la sala, y un cuarto -se cree que Pacheco- se disfrazó de guardia.
"Ni bien ves un agujero..."
"Ni bien ves un agujero te querés escapar... me voy, es natural. Si tuviera la oportunidad lo haría de nuevo", le dijo alguna vez a Clarín Julio Pacheco. Fue en mayo de 1998, poco antes de ser condenado a siete años de prisión por fugarse junto a Luis "El Gordo" Valor de la cárcel de Devoto, en setiembre de 1994.
Pero aquel viernes de fines de junio lo volvió a a hacer. Vi ese agujero y escapó. En esa oportunidad junto a "Tractorcito" Cabrera. El viernes a la tarde Pacheco, miembro de la banda de Valor, encontró ese agujero y volvió a escaparse de Devoto.
La fuga de Pacheco y su grupo comenzó a gestarse poco después de las 17.30 del último viernes de junio de 1998, cuando el guardia de la Sala de Abogados -donde éstos se entrevistan con sus defendidos- recibió tres llamadas. En ese momento en la sala había 29 internos más y apenas un guardia de custodia, sin armas, como marca el reglamento para el personal interno.
El primero en traspasar la reja fue Cabrera, el único que iba armado. Estaba vestido de sport pero enseguida, luego de controlar al guardia, le robó un saco a uno de los abogados que estaba en el lugar. Detrás de él pasaron los otros cinco. "No se metan que son boleta", les dijeron a dos internos que hacían la limpieza y estaban cerca del guardia, cuyo uniforme habría terminado vistiendo Pacheco.
Ya en la calle recorrieron unos metros a pie y en Bermúdez y Melincué se encontraron con un vecino que estaba saliendo de su auto. No dudaron. En dos minutos Julio Pacheco y sus tres compañeros iban a toda velocidad en un Peugeot 405 robado en dirección a la General Paz.

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